Con un campo de juego inundado como protagonista, pasó un clásico más con derrota para los de Pizzi. Una noche olvidable donde hay pocas cosas buenas para rescatar.
El 1 a 0 en contra dejó bronca por el resultado, dolor por lo que se escapó y que con muy poco perdió un partido feo.
La intensa lluvia podía ser una excelente excusa para decir que no se podía jugar. Pero este equipo con lluvia, sol, de día, de noche, o cuando sea juega muy mal.
Con una sucesión de errores pagó muy caro el clásico con una derrota. Pero ojo, tampoco es que el conjunto de Pizzi hizo méritos para ganar. Apenas un par de chances por lado y muy poco juego.
Pero el clásico tuvo cosas para corregir y otras para valorar dentro de este equipo “apático”.
Acá va el repaso:
El volante central tuvo una muy buena noche, siempre cerca de la pelota, jugando y tratando de distribuir la pelota para sus compañeros. Le cuesta marcar ya que Miranda no lo ayuda ni un poco. Pero fue interesante su labor.
Fue el único que entendió cómo jugar este clásico: pidiendo la pelota siempre, moviéndose en la cancha y pateando al arco cuando aparecía la oportunidad. Casi lo gana con un remate en el primer tiempo.
Fue brillante el reflejo para la gran tapada abajo del arco luego del rebote que dio Arias. El resto del partido tuvo una aceptable actuación, pero se destacó con esa gran tapada.
El ex Colón está dando sobradas muestras que no puede estar en el equipo titular bajo ningún concepto. Y el entrenador no para de darle oportunidades. No supo nunca qué hacer con la pelota y hasta erró un gol increíble.
El chileno no tuvo un mal primer tiempo. Pero en el segundo sufrió porque en ataque no era profundo y le costaba mucho bajar dejando espacios para el rival. El gol pudo ser cortado por él pero llegó.
Antes surgían efecto, pero el DT hace cambios extraños y que no modifican la ecuación del partido. Sacó a Copetti para poner a Garré cuando Chancalay no hacía una bien. Sacó a Lisandro, capitán y emblema, para poner a un perdido Piatti. Y Rojas entró vaya uno a saber ya que ni un córner pudo patear bien.
Por Federico Dotti
Racing Club – El Primer Grande
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