Racing Club El Primer Grande

El Diego de la gente

Milito tuvo su fiesta: con un arranque bárbaro de Racing, el delantero metió un penal, le atajaron otro que metió Romero en el rebote y fue victoria en el Cilindro 2-0 ante Temperley. Ovación antes, durante y después para el ídolo en su despedida del Cilindro.

Diego mostrándole a todos dónde lleva a Racing y a su gente.
Diego mostrándole a todos dónde lleva a Racing y a su gente.

¿Y por qué se va? Si corre, la pide, busca, queda en offside y juega los 90 como si fuera un pibe. ¿Por qué se va? Si un estadio repleto, más allá de su capacidad, le pide que se quede, le dice que como él hay uno solo? ¿Por que se va? Si sus compañeros lo lloran y eso no pasa todos los días ni con cualquiera. Diego Milito tuvo su despedida del Cilindro. Lo aplaudieron hasta los escalones, que estuvieron repletos, supernado los 45.000 espectadores que se supone debía haber. Fue con victoria y con gol, el 22 desde su regreso a Racing para dar la vuelta y seguir peleandola. Fue con triunfo, gol e hija, porque Morena nació en la madrugada y él igual se puso lo cortos, quizá pidiéndole a su mujer un poquito más de paciencia que ya son los últimos ratitos que le dedica a la pelota. Estuvo ahí, para levantar los brazos para agradecer tanto cariño, para patear los dos penales en dos minutos que cometió Temperley, celebrar uno y que Crivelli se convirtiera en villano (después se fue lesionado) atajando el otro, aunque Romero vengó su tiro y la metió de cabeza. Tuvo alguna chance más el Príncipe, con el empuje de esas almas que lo despidieron sin querer decirle chau. ¿Habrá despedida en Formosa por Copa Argentina?

Racing salió entre la emoción y el ímpetu y, quizás empujado por eso, se comió al rival en los primeros minutos. Dueño de la pelota, primero fue penal de Escobar a Pillud para que Milito lo metiera a los 17 y, dos minutos más tarde, se lo cometieron a Licha López, para dejarle otra chance a Diego, que pateó al medio y Crivelli se lo tapó. Romero metió un 2-0 que quedó justificado en los minutos posteriores, con la superioridad del equipo de Facundo Sava. Pese a la fiesta, el Celeste jugó en serio y no fue un mero protagonista: a los 21 minutos, cuando la gente comenzó el homenaje que debía continuar en el 22, no hubo chance de tirar la pelota afuera para que el delantero homenajeado saludara a los hinchas. Se siguió jugando, porque al fin y al cabo había tres puntos en juego.

Les costó a todos no dejarse llevar por lo que pasaba en las tribunas. Hubo ratos de fútbol y algunos intentos de Temperley por descontar. Milito tuvo algunas chances más, una de las últimas tras el ingreso de Bou, pero se quedó con ese penal que le dio la chance de besarse la camiseta, saludar a sus hinchas y tener una fiesta completa. Habrá que esperar al miércoles para saber si Diego estará ante Gimnasa y Tiro por la Copa. Los hinchas, igual, ya lo despidieron en el Cilindro. Aunque no quisieran.

Fuente: Olé

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