Racing Club El Primer Grande

Campeones para siempre

Los hinchas de Racing vivieron una gran fiesta con los jugadores que dieron la vuelta olímpica en 2001 y con los del reciente título de 2014.

Sava y Milito, campeones para siempre en Racing Club.

Milito hay uno solo, se jacta el Cilindro, pero este partido lo juega para dos equipos. Porque está en los pósters de 2001, cuando al país le estallaban las entrañas, pero este rincón de Avellaneda vivía un inmenso desahogo. Porque habita en los smartphones de 2014, con sus goles viralizados y la gloria en HD. Milito es ese símbolo que encarna a todas las generaciones. El eje de esta fiesta que une a dos campeones y dispara emociones. Porque a Racing lo hace grande su gente, dicta la tribuna, pero también, su historia.

Y de eso se trata este amistoso de 70 minutos que agita 40 mil corazones. De rescatar a esos jugadores que forman parte de la enciclopedia celeste y blanca. De sacudir las fibras íntimas de los veteranos que se desgarraron la garganta con el gol del Chango Cárdenas y la de aquellos hinchas de 20 a 50 años que dejaron de abrazarse a esas imágenes en color sepia para gozar al ritmo del paso a paso. Los mismos que ahora, adolescentes y niños incluidos, pueden decir que vieron a Racing campeón.

Entonces, las nubes polares que se posan sobre el estadio Juan Domingo Perón no generan tanto frío. Hay calor popular y una presentación al estilo NBA. Antes, un video de Gabriel Hauche, que saluda desde México, y otro con las inolvidables secuencias de cada uno de los campeonatos. Uno a uno, surgen los futbolistas que cortaron con el maleficio de los siete lustros y los que se coronaron después de 13 temporadas. Los viste Topper, la marca de aquellos y estos años, que rediseñó la camiseta de 2001, con el inolvidable «La Acadé, la Acadé…» en la espalda y se agotó en Locademia.

Y ahí están Campagnuolo y Saja, los arqueros. Loeschbor, autor de aquel cabezazo inolvidable en Liniers. Lo secunda Lollo, el zaguero de la actualidad. Y aparece un gordito Viveros, que filma con su Iphone. Y desfilan juntos Adrián Bastía y Ezequiel Videla, leones de ayer y hoy en la mitad de la cancha. También, Claudio Ubeda y Milito, los capitanes de 2001 y 2014. Hay ovaciones para todos. Especialmente, para Reinaldo Merlo, que surge del túnel central con su melena dorada y un sobretodo negro y saluda como un líder político a la multitud. El entrenador de bronce se abraza con Cocca. Y entre «que de la mano de paso a paso» y «que de la mano de Diego Cocca» se debate la cancha, que ofrece su gratitud eterna.

Estaba encendido Mostaza, después de la incertidumbre que se generó respecto a su presencia. Si hasta dio la charla técnica en el vestuario, como en los viejos tiempos. «Disfruten, muchachos», les dijo a sus jugadores. Tuvo que hacer un cambio, porque no estaba Gustavo Barros Schelotto, comprometido en un partido a beneficio en La Plata. Por eso Chatruc jugó como volante por derecha y el colombiano Bedoya circuló por la izquierda, dejando el lateral a merced de Chiche Arano.

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Y anduvo bárbaro el campeón 2001, como si sus jugadores nunca se hubieran diseminado. «Porque no estamos tan viejitos, je», le dijo Chatruc a Clarín. Y el Chanchi Estévez sorprendió con un cabezazo, después de un desborde de Pelotín Vitali. Y sobre el final de la primera parte, lo empató Cerro, tras un tiro libre de «Bou, Bou, Bou», que tapó con dificultad Campagnuolo.

Llegó el entretiempo y tóco Agapornis. No fue el único momento musical de la tarde; antes del partido, cantó Meliza Blanco, hija de Víctor, el presidente, y Salta La Banca. Se homenajearon a los inoxidables campeones de José. «Este es el Racing que siempre soñamos», dijo Cárdenas. Y la clava al ángulo, como hace medio siglo en Montevideo. Porque de las cenizas de la quiebra renació la Academia. No obstante, recién en estos últimos años es protagonista a nivel deportivo sin temor a una debacle institucional.

Compartimos un resumen de la fiesta de la mano de TyC Sports

Los hinchas que sufrieron el pasado y gozan este presente lo tienen claro. Por eso disfrutan este Duelo de Campeones en el que Milito se calza la camiseta de 2001 y le convierte un penal al que coronó en 2014. Y hay otro tiro desde los doce pasos que Pezutti le tapa a Bou. Aunque tiene revancha la Pantera. No hay vencedores ni vencidos. Todos dan la vuelta olímpica. «Hoy gana Racing», es el eslogan del evento que organizó World Eleven, el que termina con los jugadores en un VIP con sushi y champagne. El que reúne a la familia, como Santiago y Jazmín, hijos de un padre que se da el gusto de llevarlos por primera vez a la cancha con Anabella, su mujer. Y se conmueve, claro. Porque son hermanos de sangre y de pasión. Son campeones para siempre.

Fuente: Clarín. 

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