Racing Club El Primer Grande

A coMerlos

Racing volvió a sufrir con el árbitro, que no les dio dos penales y le cobró bien uno en contra.

Videla tirandose al piso para agarrar la pelota. (foto: Juan Carlos Baldovino)

Hubo clima caliente con Cocca y los jugadores quedaron en la mira. 

Las ilusiones suelen ser frágiles, pero en Racing, además, duran poco. De ese arranque promisorio se pasó al sótano del averno en apenas seis fechas. Ahora habrá que desmenuzar la historia de este declive que tuvo terceros en discordia -sí, los árbitros-, errores propios, decisiones futbolísticas para debatir y el barco a la deriva con un futuro incierto. El pobre trabajo del árbitro Andrés Merlos fue el detonante de un volcán de furia que estuvo a punto de estallar desde que el micro llegó al estadio: en ese momento se dio el primer síntoma de impotencia y el desahogo contra Diego Cocca por eso de que “prefiero perder el clásico y pelear el torneo”. El DT fue increpado por unas 200 personas. Fue sólo el comienzo del atardecer de un día agitado, muy agitado.

Un error enorme de Merlos fue no cobrar penal de Diego González contra Centurión. Todo se magnificó porque de esa jugada llegó la falta que derivó en el penal de Gastón Díaz, que cometió la imprudencia de levantar excesivamente los brazos. ¿Entonces por qué el árbitro no cobró una mano de Monteseirín tras un remate del propio Díaz? El defensor de Lanús nunca trató de cortar la trayectoria, sino que la pelota le pegó involuntariamente. Ahí entra a la cancha la interpretación, un terreno subjetivo donde cada uno tiene su visión, pero el reglamento también contempla las intenciones… El juez de turno ya venía de devorarse un agarrón grosero, en sus narices, del Chaco Martínez a Lollo: el central del Granate lo tomó de la camiseta y tiró tanto que casi lo desnudó…

Mientras la ira en el Cilindro fluía, el viento flameaba algunas banderas que sugestivamente estaban en el mismo sector con leyendas contra el técnico, jugadores y dirigentes por la derrota ante Independiente. Y Merlos continuaba con su tarde de terror: debió expulsar a Araujo, que tenía amarilla y llegó a destiempo en un cruce con Centurión, aunque el árbitro consideró que el volante de Racing simuló. Y, al rato, mejoró su errática lectura del juego: echó al mismo Wachiturro por un falta innecesaria.

Si bien Racing lo buscó por todos lados, quedó en evidencia que el mercado de pases es otro dolor de estómago: el segundo gol viene de un error de Acevedo, el supuesto estratega que llegó para generar fútbol. Está claro que es un cinco clásico, de lírico poquito. Sin Milito, el sacrificado Bou le puso garra. No alcanza. Ahora hay que ir a la Bombonera sin el Príncipe, sin Hauche ni Centurión. Eso de “prefiero pelear el torneo” cayó como un lechón en mal estado. Videla fue el único ovacionado. A coMerlos. El Cilindro dio su veredicto.

Fuente: Olé

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