
Hoy le deseamos un feliz día al que nos dio uno de los días más felices. De paso corto por la Academia, pero que dejó una huella imborrable. Jugó 33 partidos en el club, pero los primeros dieciocho ya fueron suficientes para ser un pedazo enorme de la historia de Racing.
Usaba el dorsal 13, ese que dicen de la mala suerte, pero con él fue todo lo contrario, llegó y en su segundo partido ya fue héroe, con la cabeza vendada empató el clásico de visitante en el último minuto.
Defensor alto, de marca férrea, dificil de pasar y más dificil todavía ganarle de arriba, se imponía en las dos áreas.
En aquel Apertura 2001 estuvo intratable, además del gol a Independiente hizo el primero del triunfo sobre Talleres en Córdoba, el primero de la goleada a San Lorenzo y el destino le tenía guardado un cabezazo más para entrar en la historia del fútbol argentino.
En la última fecha contra Vélez, el flaco se suspendió en el aire y metió de cabeza un gol que hizo explotar dos estadios. Desató la locura en Liniers, Avellaneda y en cada rincón en donde había un hincha académico ansioso por liberar ese grito de campeón que tenía atragantado hacía 35 años.
Se quedó en la Academia seis meses más, pero él ya había cumplido su misión, ya nos había sacado una mochila enorme de encima, con su gol hizo que toda una generación sienta por primera vez lo que es ser campeón, nos hizo llorar de emoción, nos devolvió la grandeza y nos hizo felices. No somos los mismos después de ese día.
¡Feliz cumple! Gracias toda la vida, y que seas feliz siempre.

✍️ Fernando ‘Chicho’ Ferreira – @racing.pedia
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