Llegó el día. Esta noche Racing juega su último partido de la Copa Libertadores 2025 en el Cilindro. Y se juega todo, contra Flamengo va a buscar una nueva final internacional. Hace casi dos años Gustavo Costas volvió a Racing con una idea fija, dejar de competir y ganar, conseguir eso que hace rato no se ganaba, copas internacionales. En 2024 tuvo altibajos en el plano local, pero no falló en el torneo continental, con un andar firme pasó la fase de grupo de la Copa Sudamericana y luego se hizo aún más fuerte cuando llegaron los mata mata.
Las últimas tres instancias fueron contra equipos brasileños. Primero Athletico Paranaense, que en su historia reciente ya había ganado dos veces la Sudamericana (2018 y 2021) y había jugado la final de la Libertadores (2022). Después llegó Corinthians, un grande de Brasil que venía muy bien de la mano de Ramón Díaz. Y por último en la final un viejo conocido, uno de los clubes brasileños más coperos: Cruzeiro.
Los muchachos de Costas no tuvieron miedo, pese a que últimamente los brasileños dominaban en todas las copas de Sudamérica, la Academia alzó la bandera argentina y volvió a poner al fútbol argentino bien arriba. Le ganó a cuatro equipos del país vecino a lo largo del torneo, y además un par de meses más tarde le ganó la Recopa a Botafogo de forma contundente e indiscutida, con triunfo en Avellaneda y en Río de Janeiro.
Costas vino para eso, y lo consiguió. Sueño cumplido, pero inmediatamente volvió a soñar, como todos nosotros. Su anhelo es la Copa Libertadores. Él vivió la de 1967, pero tenía solo cuatro años, uno a esa edad puede tener algunos recuerdos, pero todavía no vive y entiende el fútbol de la misma manera. Gustavo hoy tiene 62 años, todos los que somos más chicos que él, tenemos esa misma necesidad: poder vivir eso que nos contaron nuestros padres, abuelos, los que fueron contemporáneos al Equipo de José.

Hay generaciones enteras que pasaron años muy dolorosos pero siempre fieles a la celeste y blanca. Hay quienes pudieron vivir lo de 1988, un poquito de alegría después de años tan duros, y ahí también estuvo Gustavo. Los noventa también fueron difíciles, en 1997 nos llenamos de ilusión otra vez, pero ese sueño tuvo su final en Perú. Final en Perú, con lo que soñamos hoy.
Un par de años más tarde llegó lo peor, un Racing sufriendo y no solo por los malos resultados de cada fin de semana, el club estaba herido en serio, en terapia intensiva, y ahí estuvo Gustavo para cuidarlo, para acompañarlo y darle fuerzas para luchar contra todo y volver a tener a Racing vivo. Se arremangó y sin experiencia tomó las riendas del equipo junto al Bocha Maschio, dispuesto a ayudar desde donde sea.
Dos años más tarde llegó un desahogo muy esperado, en un momento inesperado. Después de varias campañas pésimas, con el club sin pasar un buen momento institucional y con el país en llamas, Racing cortó el maleficio y volvió a ganar un campeonato de Primera División, el Apertura 2001. Varias generaciones pudieron festejar por primera vez, al fin ver a Racing campeón de Argentina.
Y claro, después de la hazaña del equipo de Mostaza, nos ilusionamos con la Libertadores. La volvimos a jugar en 2003 y fue una muy buena copa de Racing, pero una polémica tanda de penales nos cortó las esperanzas en los octavos de final. Noche triste en el Cilindro.
Tardamos doce años en volver a jugarla. Volvió Milito, llegó el Racing positivo, campeón en 2014, y “…ahora vamos por la Libertadores…”. Desde ese momento se volvió una prioridad. Se la jugó muy seguido, cosa que no había pasado nunca, y cuando no se clasificaba, se jugaba la Sudamericana, Racing con presencia internacional todos los años. Dicen que para poder ganarla, la tenés que jugar, que de tanto estar, algún día se te va a dar. Costas llegó para dejar de jugar y nada más, llegó con la idea fija de ganarla.
A medida que avanzaba la competición, la ilusión crecía, no solo por como jugaba Racing y los jugadores que tenía, muy importante era el entrenador, él alimentaba esa ilusión, tanto en los hinchas como en sus jugadores, el inyectaba una dosis de fanatismo racinguista día a día, partido a partido. Empezó a forjar una mística copera, a hacer que todos salgan a la cancha como hinchas, aún aquellos jugadores que no son surgidos del club. “Costas está completamente loco”, escuchamos decir varias veces a algunos jugadores del plantel. Con su locura se los ganó a todos, los enamoró, e hizo que se enamoren de Racing. ¡Que loco lindo Gustavo!.
El 31 de octubre de 2024 fue un día muy especial. Una semana antes se había conseguido un empate 2 a 2 bajo la lluvia de São Paulo, con golazos de Salas y Martirena. El pueblo académico esperó con ansias esa semifinal en casa contra el equipo de Ramón, que previamente había canchereado con su historial en el Cilindro. Lo de la gente aquella noche fue increíble, los que estuvimos en el estadio ese día no nos vamos a olvicar nunca de lo que se vivió minutos antes de que arranque el partido. Había algo especial en el aire, y no eran solo fuegos artificiales. Se sentía que era el día, y lo fue. Racing empezó con un golpe duro a los seis minutos, gol de Corinthians. Pero se repuso, nunca aflojó y siguió confiado de que había que llegar a la final. Luego llegó el doblete de Juanfer y con eso alcanzó para ganar la serie. La Academia a una final internacional después de 32 años.

Muchos nos emocionamos ese día, era la primera vez que vivíamos algo así. La primera vez que lo veíamos a Racing así de fuerte a nivel internacional. Para otros no era la primera vez, ya lo habían visto campeón en 1967, en 1988, pero esos recuerdos eran muy lejanos, era hora de renovarlos, era hora de vivirlos con los hijos, los nietos, y para ellos también fue muy especial. Todos lo necesitábamos, teníamos que estar en una definición, estaba muy lindo eso de jugar copas todos los años, pero teníamos que estar en la final de alguna, ganar alguna, era una necesidad para el hincha de Racing, y ese 31 de octubre de 2024 todo eso se hizo sentir en el Cilindro.
Esta noche tenemos otra cita similar a la de un año atrás, otra vez se recibe a un brasileño, en esta oportunidad viene un tricampeón de América, uno de los brasileños más fuertes de la última década, que consiguió dos de sus Libertadores hace pocos años. Se arrancará el partido con la obligación de ganar, de remontar el gol recibido en el Maracaná. Es un equipo repleto de figuras, que le sobra billetera, que tiene en el banco jugadores de renombre con pasado en el fútbol europeo, pero en el Cilindro lo espera el Racing de Gustavo Costas, un equipo al que no le sobra la plata para hacer grandes mercados, cuando mira al banco no tiene un recambio tan espectacular como el Flamengo, tiene bajas sensibles por lesiones, pero tiene algo suficiente para tener preocupados a los brasileños, tiene hambre, tiene amor propio, sabe jugar estos partidos y deja la vida por la celeste y blanca.
Hoy van a jugarse todo adentro de la cancha, y nosotros en las tribunas. Otra vez tenemos esa necesidad de llegar a la final, no nos alcanza con lo que se consiguió en Asunción, o en febrero en Río de Janeiro, no es suficiente haber llegado a la semifinal, queremos más, y hoy lo tenemos que dar vuelta. No hay miedo por Avellaneda, ya vinieron brasileños a casa en los últimos años, y ninguno se fue contento, siempre festejó la Academia. Hoy Racing cree, confía, está cien por ciento convencido… Si hoy Gustavo cruza un hincha y le pregunta ¿en qué estás pensando?, seguro le responde que está pensando en que hoy se llega nuevamente a una final, TODOS JUNTOS“.