Racing Club El Primer Grande

Una derrota interna

La caída frente a River fue contundente. Tan clara como la “revancha que no fue”. Si Coudet suponía vengar la derrota de la Copa, quedó expuesto que solo sirvió para caer a la lona en un momento delicado.

Un deslucido Racing cayó frente a un River muy metido desde el minuto uno.
Un deslucido Racing cayó frente a un River muy metido desde el minuto uno.

 

“Este partido no es una revancha ni para River ni para nosotros. Es una revancha interna porque nos quedamos incompletos. Eso es algo que no nos puede volver a pasar.” Justamente esto es lo que había dicho Eduardo Coudet el día viernes.

Y nada de eso pasó.

Más que una revancha, el resultado del Monumental fue una derrota para todos. Para todas las partes involucradas en el mundo albiceleste: Jugadores y cuerpo técnico. Aunque El DT se lleva la peor parte y, a juzgar por sus dichos post partido, lo tiene muy en claro: “Volvimos a repetir muchas cosas que pasaron la última vez que vinimos acá. Cosas que laburamos, hablamos y vimos. Salió muy parecido al partido anterior. Si yo no puedo generar lo que pretendo en mis jugadores es mi responsabilidad.»

Racing perdió en la cancha, en la previa, en el armado del equipo y en todos lados. Sacando los problemas físicos, como el de Matías Zaracho, el planteo de este equipo no fue el adecuado. El ingreso de Nery Domínguez y Neri Cardozo no surtió efecto en la cancha y River superó ampliamente ése sector del campo de juego.

Desde los apellidos, se puede decir que falló el entrenador. Claro. Pero adentro del campo también hubo mucha confusión. Salidas a destiempo, pases profundos entre líneas que la defensa de Racing no paraba, la pelota que nunca estaba en los pies de jugadores de Racing y escasa, o nula, participación en ofensiva. Lisandro López y Jonatan Cristaldo nunca patearon al arco.

Racing perdió en cada línea de la cancha. No hubo circuito de juego y no pudo detener el funcionamiento del local.

Es decir, otra vez el equipo quedó incompleto. No apareció el ADN del equipo de Coudet. La actitud, la intensidad y la disputa estuvieron ausentes  en el Antonio Vespucio Liberti. Cosas que se mostraron en los 17 partidos anteriores.

Y haber querido cambiar el esquema fue el atenuante para un equipo que se sintió incómodo los 90 minutos. Que perdió bien, que dejó escapar la chance y que mostró signos de nerviosismo: Expulsión de Solari y la pelea de Centurión con Coudet.

Para colmo cambió jugadores, ingresaron los que debían, y sin embargo nada cambió. Nada modificó y volvió a fallar.

¿Hay que preocuparse? ¿Hay motivos para decepcionarse?

En absoluto. Hay que ocuparse. El torneo entra en la recta final con la Copa Sudamericana en el medio. Las lesiones se suman, los viajes también y en el horizonte se perfila la visita al Libertadores de América.

No está todo perdido. No es todo un desastre. No está todo mal. Todo está en los pies de éstos jugadores. Porque no hay que olvidarse que este equipo ya estuvo acá. Ya pisó esta lona. Y no hubo mejor reacción que juramentar “matarse” por ganar con esta camiseta. Y mal no les fue.

Fueron 90 minutos para el olvido. Fue una derrota como equipo. Pero estos muchachos son los punteros de la Superliga y han superado muchísimas adversidades.

Lo importante será, entonces, mantener la calma en el vestuario. Hasta acá se hicieron muchas cosas buenas. Que esto quede como un golpe fuerte, pero no una caída. En el fondo, esta Liga aún depende de ellos mismos. A no olvidarse.

Fede Dotti
Por Federico Dotti

Racing Club – El Primer Grande
www.elprimergrande.com

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