Racing Club El Primer Grande

«Estamos a 90 minutos de la gloria»

El mediocampista de Racing palpitó con el Diario Crónica el duelo con Godoy Cruz, en el que puede "cumplir el sueño" de ser campeón.

El crack de Racing sueña con el campeonato (Maggi/Crónica).

El mediocampista de Racing palpitó con el Diario Crónica el duelo con Godoy Cruz, en el que puede «cumplir el sueño» de ser campeón. Interesante mano a mano con una de las figuras del torneo.

En el mediodía de Avellaneda, el sol radiante es un reflejo más del ánimo del plantel de Racing. El Cilindro está vacío, a diferencia de lo que ocurrió en el partido ante River y de lo que pasará frente a Godoy Cruz, cuando una multitud acompañará el deseo de dar la vuelta olímpica. Y aunque no hay hinchas, la popular alta del estadio de la Academia cuenta con algo que llama la atención de Ezequiel Videla, quien por primera vez no corre en el círculo central del que se adueñó.

“¡Ey! ¡Ey!, ¡Viejo! ¡No la descuelgues, eh!”, grita el mediocampista, quien antes ser fotografiado para el mano a mano con Crónica, le suplica al encargado de barrer la tribuna que deje atada una pequeña bandera, que alude a la tierra de la que llegó para ser ídolo de Racing: “Cosquín te ama”.

– ¿Qué historia tiene la bandera?
– Realmente no sé quién la trajo. Puedo suponerlo. De hecho mi mujer publicó la foto de la bandera en Facebook y puso que si aparecía el autor, yo le regalaría mi camiseta. Si bien a todos los hinchas de Racing que conozco en Cosquín ya tienen una camiseta, le daría otra por el premio al esfuerzo con ese trapo. Son señales, no sé si será algo raro, pero la única bandera que quedó post River es esa, y que tenga el nombre de mi pueblo me pone muy contento. Ojalá vuelva al pueblo con una linda alegría. Cuando salga a la cancha voy a buscarla con la vista, voy a tratar de asegurarme de que siga ahí, ¡tenemos que sostener ese trapo!

– ¿Qué te dicen los hinchas?
– Los de Racing, cosas buenas. Me ha tocado cruzarme con algunos de Boca y me tiraron buena vibra porque peleamos con River. También me crucé con algunos de Independiente, es una situación límite para ellos. Uno de Independiente me gritó que ya éramos campeones, que festejemos; con mi mujer nos reimos porque pensamos lo mismo: quería mufarnos. Igual no pienso en eso, me gusta estar positivo.

– ¿Qué charlas te marcaron?
– Muchas, recuerdo momentos puntuales. Fue muy dura la charla después del clásico, por lo anímico, y justo fue mirando para el estadio de Independiente. Me venían las imágenes del partido y si pudiera volver en el tiempo, cambiaría ese resultado; me dolió mucho. Otra charla que me marcó fue contra Vélez, el Día de la madre: el Chino Saja hizo una introducción pensada en eso, se me cayeron algunas lágrimas. El Chino dijo que la situación de cada uno era diferente, que algunos tenían a la madre en el estadio; otros, en la casa, y que otros no la tenían. Y el fiel ejemplo es el de Gustavo Bou, le tocó convertir y se emocionó mucho, no tiene a la mamá y habíamos hablado del tema. Yo no tengo a mi viejo, buscamos darnos un envión anímico.

– ¿Jugar en Racing es tener más cerca a tu viejo, que era hincha?
– Sí, era un sueño estar en un grande, y que sea en Racing -pensando en mi viejo- es cumplirlo. Estamos a 90 minutos de la gloria, y en lo personal estoy a 90 minutos de algo que nunca más me voy a olvidar.

– También te habías emocionado al final del partido con River…
– Era una final, ahí sentí que se nos podía dar. Cuando sonó el silbato y terminó el partido, con el estadio lleno, tuve uno de los regalos más lindos que me dio el fútbol.

– En el estadio de Central sufriste el descenso, con Colón, ¿imaginabas una alegría tan grande el domingo?
– Fueron dos parámetros distintos, este partido me hizo estar muy cerca de la gloria, del sueño que quiero cumplir; y hace unos meses con Colón sufrí el descenso, un golpe que sigo sintiendo. Ese abrazo con el grupo en la mitad de la cancha después del 3-0 fue muy lindo.

– Y del gol también estuviste cerca…
– (Sonríe) ¡Hacía años que no estaba tan cerca! Pero mientras una jugada sirva para que haya un gol, ayuda. Son pocas las veces que me toca participar en situaciones de gol y trato de disfrutarlas: no soy un jugador de hacer muchos goles, cuando entro al área me siento en otro ámbito.

– En tu ámbito, recuperaste 95 pelotas en el torneo (el 25 por ciento de Racing). ¿Hay algún tipo de receta?
– No, es mi función y trato de hacerla de la mejor manera. Es el trabajo más sucio del equipo y por eso es de lo que más resalta, pero tengo que seguir agradeciendo a mi dupla, Luli Aued, con el que más partidos compartí. También se debe a Lucho Lollo, a Cabra (Yonathan Cabral), que son los centrales que siempre están atrás de uno, a Diego (Milito), porque tenerlo adelante ayuda a hacer una base, una sociedad. Es difícil que un jugador pueda resaltar sin el acompañamiento de los otros. Si me dicen qué receta puedo dar, es que me siento cómodo y confiado, y confiado uno puede dar mucho más. He aprendido cosas a lo largo de mi corta carrera, eso ayuda a que uno madure y aprenda qué tiene que hacer, saber entender a qué se juega y qué hay que hacer.

– El dicho es “el campeón es el mejor”. ¿Racing es el mejor equipo del torneo?
– Te lo digo el otro domingo.

«Hubo gente que me dijo ‘nunca pensé que iba a gritar ese apellido'»

Cuando comenzó la última (y más sangrienta) dictadura de la historia de la Argentina, el 24 de marzo de 1976, faltaban 11 años, nueve meses y 18 días para el nacimiento de quien simboliza la garra del Racing que buscará la consagración en el Campeonato 2014. En tiempos nefastos para el país, Jorge Rafael Videla se erigía como un sinónimo de terror, persecución y muerte. Ese apellido, a 38 años del golpe de Estado que llevó a un genocida a la presidencia, comenzó a cambiar el sentido al menos en el universo académico.

“Videeela, Videeela”, suena en el Cilindro, donde los hinchas quedan afónicos para agradecer el despliegue de Ezequiel. El Videla bueno de la historia, quien nada tiene que ver con el dictador, revela en la charla qué generó en muchos fanáticos: “me ha pasado que en el mundo Racing hubo gente que me dijo ‘nunca pensé que iba a gritar ese apellido’”. “No me ha tocado -gracias a Dios porque es un tema delicado- sufrir ningún tipo de problemas por el apellido”, asegura, aunque recuerda que en el estadio de Chacarita, cuando jugaba para Instituto, “sí” recibió “algún insulto”.
El oriundo de Cosquín, quien rememora que la primera vez que lo ovacionaron fue en Instituto y “no sabía si saludar o mirar para abajo”, enfatiza que “es lindo” ser reconocido en el Cilindro.

«Ser ovacionado es un lindo momento, te hace sentir bien y hace que tu familia se vea respaldada, es un premio al esfuerzo. Se me hace raro porque cuando alguien grita mi apellido, mi hija me dice: ‘papá, hoy gritaban mi apellido’”.

Casi adopta un niño africano

Ezequiel Videla, cuyo padre (Cacho) era hincha de Racing, fue tomado rápidamente por los académicos como uno más de la familia celeste y blanca. El mediocampista, quien sonríe cada vez que nombra a su única hija, Amy -de 5 años-, le contó a Crónica que junto con su esposa pensaron en adoptar, en Chile, a un nene africano.

– ¿Cómo surgió la idea?
– Siempre tuvimos una debilidad por los nenes de color, lo hablamos y empezamos a bucear por las condiciones para el tema. Se fue dificultando que se nos dé. Después dijimos que podía ser un poco egoísta de nuestra parte buscar chicos afuera, en nuestro país hay mucha gente que sufre. Entonces pensamos en buscar las condiciones adentro de Argentina, veremos más adelante. O tal vez se nos cruce la idea de buscar un hermanito para Amy.

– ¿Se lo planteaste a Amy?
– ¡Sí, le cayó muy bien! Me decía que lo iba a cuidar mucho. Tiene 5 años pero es muy madura, todos los días le pide a la mamá un hermanito.

Fuente: Crónica

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