Ezequiel Videla sueña con la consagración del título. “Quisiera tener ya mismo la gloria en la mano".
«Nos queda un pequeño paso para eso”, se ilusiona el mimado de los hinchas.
Lo que juega este pibe…”, le susurra un hincha a otro, a metros del vestuario, cuando ve pasar delante de sus ojos al futbolista receptor del halago. Con un imponente tatuaje en su brazo derecho, Ezequiel Videla camina por el playón del Cilindro con la misma seguridad con que va a pelear cada pelota en el mediocampo. Al llegar a las cercanías de la cancha auxiliar, una de sus manos le pide a un empleado que apague por un momento el motor de la máquina de expulsar aire con que el hombre barre miles de papelitos, evidencia de lo que fue un estadio de fiesta con 55.000 personas que deliraron -y deliran- con la chance del título al alcance de la mano. Ya sin tierra en el aire, el volante se para frente al fotógrafo. Detrás suyo, en lo alto, lo custodia el escudo de Racing que cuelga del lado externo de la popular, una de las tribunas que el domingo lo ovacionaron como a un ídolo.
“Cuando jugaba en Instituto, en un partido contra River, el Kempes estuvo lleno. Pero el Cilindro tiene una estética y forma que hace que todo se vea mucho más cerca. Se escucha mucho a la gente. Cuando cantaba el domingo, en la cancha no podíamos escucharnos a dos metros de distancia entre nosotros. Sentí adrenalina, el escalofrío que genera en esa cancha”, le cuenta Ezequiel a Olé , mientras a cada instante se toca el pelo largo que una brisa le desacomoda sobre la frente.
-¿Cómo es estar a tan poco de alcanzar gloria?
-Y… Se siente entusiasmo, una cierta sensación de saber que estamos cerca y lejos al mismo tiempo. Si me preguntás, quisiera tener ya mismo la gloria en la mano. Pero nos queda un pequeño paso para eso. En este momento tenemos que ser más inteligentes que nunca, capaces y con el toque de suerte que se necesita.
-¿Imaginábas que un equipo en formación lograría llegar a esta instancia?
-Cuando me transformé en jugador del club, pensé que me esperaría un proceso largo. Aunque siempre soñé con poder conseguir algo. Por cuestiones de la vida, del fútbol, ahora estamos ante esta posibilidad tan importante. Ojalá que la podamos aprovechar.
-¿Te maquina mucho la cabeza?
-Sí, la verdad que sí. Pero con el límite que se debe tener. Lo bueno es que estamos tomando esto como un sueño. Es lo que te hace llevar las cosas adelante de la mejor manera. Con el sacrificio extra que se requiere, con la mentalidad siempre positiva, con el esfuerzo necesario para poder llegar a lo máximo. Sería una mentira si dijera que no pienso en el título, pero debemos ser cautos y saber que depende de nosotros. Eso es muy importante.
-¿Qué película imaginás antes de apoyar la cabeza en la almohada?
-Mirá, previo al partido con River, me imaginaba el Cilindro lleno, festejando. Y ahora sueño con el momento en que suene el silbato del árbitro y ganemos el domingo. Confío en que nos vamos a traer una gran alegría de Rosario. Ese es el capítulo que veo.
-¿Cómo fue jugar a cancha llena?
-Quedó a la vista que la gente de Racing es muy especial. Y no lo hablo sólo por lo que pasó en ese partido, hubo otros en los que la gente hizo sentir su rigor en el estadio. Nos enorgullece vivir este momento, podemos quedar en la historia grande del club.
-¿Pueden abstraerse de la ansiedad de los hinchas?
-Lo estamos logrando. Pero lo más lindo es que se está respirando un lindo ambiente en el club. Hace un tiempo estábamos en una mala racha y se hablaba mucho de lo político. Eran días incómodos, difíciles. Ahora por suerte vamos redondeando una linda etapa, eso hace que uno sienta que la gente está conforme. Se la ve respaldada por nosotros y nosotros por ella. Se está creando una química entre el equipo y los hinchas. Esta institución merece vivir esto más seguido.
-¿Se sienten más cómodos jugando de contra?
-Son las facetas que debe ir cumpliendo el equipo según los momentos. Muchos periodistas dicen que Racing no viene jugando bien. Y no sé hasta qué punto no lo hace. Quilmes nos llegó menos que nosotros, Banfield no tuvo situaciones muy claras, River en el segundo tiempo no nos llegó nunca al arco… Hoy en día este Racing no juega lindo, pero tampoco es el momento de jugar lindo. Tenemos una forma directa de jugar que nos hace punzantes y, al mismo tiempo, contamos con una base defensiva bastante bien armada. Y estamos recibiendo pocos goles, otro de los detalles que hace que un equipo pueda pelear. Uno siempre quiere jugar bien y lindo, pero a las finales hay que ganarlas y lo venimos haciendo.
-¿Y cuándo la gente corea tu nombre te dan ganas de algo en particular?
-Me empujan para seguir respondiendo y hacer lo que me piden. El domingo, a los 40 del segundo tiempo, tenía calambres. Estaba muy cansado, tenía que hacer el último esfuerzo. En un momento le comenté a Pillud que lo mejor era que la pelota pasara por el sector izquierdo y no por el derecho porque yo estaba agotado. Es el precio que tenemos que pagar: el del esfuerzo para llegar a la gloria. Eso sí, no me pidan que me gambetee a cuatro o cinco. Mi trabajo es el más sucio del equipo. Y lo disfruto.
-¿Cómo vive la familia tu gran momento?
-Con alegría. Estaba muy contenta, incluidos mis tíos que se vinieron a la cancha desde Córdoba. Me gustaría que mi hija, de cinco años, el día de mañana se acuerde de estas cosas. Y si no, se lo contaré. También le agradezco a Carolina, mi mujer, que me guarda los recortes en una carpeta que me armó con notas que me hicieron en todos los clubes por donde pasé. Mi familia me respalda. Por eso, cuando me va bien en la cancha, siento que les estoy agradeciendo ese apoyo. Sería feo que ellos escuchen insultos hacía mí en la tribuna.
-¿Y tus amigos de toda la vida qué te dicen?
-Los de Cosquín (su ciudad cordobesa natal) todo el tiempo me hacen saber que están contentos. Me escribió mucha gente de allá. Están ansiosos y yo trato de tranquilizarlos. Hasta recibí mensajes de hinchas del Rojo que desean que salga campeón. Porque notan que este Racing puede llegar a ganar el título. En un fútbol con tanto resultadismo y fanatismo, esas cosas hacen que me sienta más apoyado que nunca por mi gente.
-¿Tus amigos te piden muchas cosas de Racing?
-No, tenemos códigos: ellos nunca me piden, pero les llevo camisetas mías. Ahora quiero regalarles una histórica de Racing…
Ese es un estímulo extra de Videla para ser campeón. Un gladiador que contagia a sus compañeros con el corazón caliente y envía un mensaje de lucha que tanto valoran los hinchas de la Academia, hoy puntera.
Fuente: Olé
Racing Club – El Primer Grande
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