Rodrigo De Paul anticipa su despedida rumbo a Valencia. Reconoce su emoción y la nostalgia que ya siente por abandonar el club.
Acompañado por la soledad, en el silencio más profundo, el corazón le mandaba señales y su cabeza reproducía imágenes, recuerdos, alegrías. Tras salir al Cilindro con la casaca 10 y pantalones largos para despedirse de sus hinchas previo al 0-0 contra Central, Rodrigo De Paul regresaba al vestuario con el alma más sensible que nunca. Le caía una ficha. Y también más que eso. “Cuando nadie me veía, en la manga se me cayeron las lágrimas. Me emocioné mucho, la gente me aplaudió e hizo un mimo pese a la temporada mala del equipo”, le cuenta Rodri, a días de volar hacia España para sumarse al Valencia, que lo compró en 6.500.000 dólares (5.100.000 limpios), más el 10% de una futura transferencia para Racing.
¿Qué pensaste después de esa despedida?
-Fue hermoso, no paro de ver el video de ese momento que me llenó tanto. Sinceramente, siento que estoy en falta con los hinchas, en deuda. Porque podría haberle dado más al equipo. Pero disfruté de esa despedida.
¿Cómo tomaste la decisión dirigencial de no dejarte jugar más para que no corra riesgos el pase?
-Me dolió. Tenía muchas ganas de ayudar a mis compañeros adentro de la cancha. Me enojé, pero después entendí que a veces pueden pasar cosas que exceden a uno y son capaces de tirar una operación atrás. Al mediodía del sábado Víctor (Blanco) me dijo que no iba a jugar. Después, no pude dormir la siesta en el hotel. Me quedé pensativo…
¿Qué pasaba por tu cabeza en esas horas?
-Cuando caí que no volvería a jugar más en Racing, me puse puse a ver videos que me mandaba la gente y muchos míos jugando en Racing. Antes no le daba importancia a esas cosas, je.
¿Qué viste?
-Ufff, de todo. Compilados, goles, la gente, partidos. Los que más me gustaron fueron contra Boca y Unión en el Cilindro. En esos dos, más el de All Boys, jugamos los cinco pibes juntos (Centurión, Vietto, Fariña, Zuculini y él). Contra Unión fue el día en que la gente armó un velorio con cajones por el descenso de Independiente. Esas cosas que viví fueron únicas, irrepetibles.
¿Qué llevarás a España?
-Una colección de camisetas de equipos contrarios y todas las de mis compañeros. Las intercambié con Seba (Saja), el Pipa (Villar), Pancho (Cerro)… Pero lo más importante que me llevaré serán los valores sentimentales. Porque hice una relación bárbara con los chicos, también con Saja. No sé si de amistad, pero nos queremos mucho con el Chino.
Si pudieras, ¿qué jugador te llevarías al Valencia?
-Es difícil, je. A Saja me lo llevaría a todos lados… Sacando lo que es como arquero y su nivel de selección, afuera de la cancha Seba es un líder positivo de verdad. Tira para adelante, es muy buena gente, siempre nos defendió. Me dolió que le cayeran a él por el penal que falló contra River. Lo erró porque lo pateó… Se podría haber quedado en el arco esperando que pateara otro, pero asumió la responsabilidad. También me llevaría a Vietto, que es crack y tiene todo para triunfar. Lo mismo con Bruno (Zuculini), ahora con posibilidades de irse al Manchester City.
¿No sentís que hubiera sido mejor quedarte al menos un tiempo más en Racing para poder ir más armado a Europa?
-Cuantos más años tenés, más fácil se te puede hacer jugar allá. Pero no siempre es así. Sentí que ésta era mi oportunidad. Como uno no sabe lo que puede venir en el futuro, me subí al tren para seguir construyendo esta carrera que comenzó hace poco. Si bien no tengo gran experiencia, al menos jugué 56 partidos. Y viví cosas que por ahí, en toda su trayectoria, otros jugadores no pasaron. Me voy maduro por las situaciones difíciles que pasé en Racing por las últimas malas campañas.
¿Qué creés que te esperará en Valencia?
-Despúés de hablar con el Ratón (Ayala, manager del equipo español), charlé varias veces con Pizzi. Ni idea en qué posición voy a jugar, pero sé que ese club es muy parecido a Racing porque tiene gente muy pasional. Cada vez que juega de local, el Mestalla explota. Y me comentaron que la ciudad es hermosa. Que haya estén Ayala y otros jugadores argentinos (Pablo Piatti y Fede Cartabia) me hará todo más llevadero. Creo que voy a entrar rápido en el grupo para poder demostrar.
¿Qué te comentó Pizzi?
-No te lo puedo decir, je. Fueron cosas que me gustó escuchar y que me dieron más ganas de ir.
¿Qué viste del Valencia?
-Cuando se empezó a hablar de todo me puse a prestarle más atención. Vi al equipo contra el Real Madrid y la locura que fue la cancha ante el Sevilla. Pero igualmente, aunque el pase ya casi está hecho, ahora trato de disfrutar de los días que me quedan acá en Racing. Por más que ya no vuelva a jugar acá, quiero ayudar a los chicos desde afuera.
El Piojo López también se fue de Racing a tu futuro club. ¿Ya soñás con seguir sus mismos pasos?
-Claro. La gente del Valencia, alguna por Twitter, me dice que quiere mucho a los argentinos por la buena imágen que dejaron allá el Piojo, el Ratón, Aimar, kempes… Hicieron unos carrerones ahí. Los hinchas del Valencia me adelantan que por haber salido de Racing como el Piojo, al respeto ya lo tendré ganado apenas llegue. Eso me puso contento.
¿Vas a volver a Racing para ser campeón?
-Ojalá sea para ganar un título. Sé que voy a volver porque soy lo que soy y tengo lo que tengo gracias a Racing, más allá de que me esforcé toda mi vida. Racing me ayudó mucho a nivel personal, a crecer de la cabeza y en todo sentido. Por eso cuento que me voy sintiendo que estoy en deuda con Racing, con una camiseta que amo.
Gorrita hacia atrás, De Paul transmite simpatía, frescura, alegría. Luce una sonrisa a cada instante, se entrega a todos los pedidos del fotógrafo en las poses. “¿Me paró acá?, ¿Me pongo de perfil? ¿Así está bien?”, pregunta, sin un atisbo de impaciencia frente a las sucesivos disparos de la cámara. “¡Qué bueno que ahora vas a poder tener una foto más actual! Porque en el diario ya vi varias veces una en la que aparezco sentado sobre una pelota”, le comenta a este periodista, cuando acaba de levantarse de una butaca de la platea.
Y después de pedirle al fotógrafo que le envíe su obras por mail (su mamá le guarda todas las notas suyas), se retira esquivando charquitos de agua por una reciente llovizna. Además de intentar asimilar su inminente adiós a Racing, Rodri desliza un anhelo que quiere cumplir antes de irse a España: “El 24 de mayo cumplo 20 años y me gustaría pasarlo en Buenos Aires. Todavía no sé cuándo viajaré a Europa”. Por lo pronto, Valencia querría contar con él en la gira que hará del 26 al 30 por Hong Kong. Rodrigo no se fue y ya comenzó a extrañar a la Academia.
Nota: Nicolás Montalá.
Fuente: Olé.
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