Racing Club El Primer Grande

El árbitro no se equivocó

Acuña confesó que a los 11 años, un juez paró un partido de pibes, le pidió el nombre y le anunció futuro de Primera.

Acuña asegura que se siente cómodo por la derecha, a pesar de su perfil zurdo. Foto: Jorge Sanchez.

Casi todos los jugadores de Primera pueden contar una historia de crack cuando eran niños entusiastas. Y Marcos Acuña, ese zurdo que ahora regala alegrías en Racing, tiene la suya. Al frío de Aluminé hay que viajar, en la provincia de Neuquén, en el año 2002. Olimpo de Zapala juega contra un elenco local por un torneo regional. El partido es parejo hasta que la agarra un volante por izquierda y hace lo que quiere con la pelota. Gambetas, goles, disparos desde afuera (en esa edad en la cual son pocos lo que levantan el balón del piso) y personalidad. El hoy jugador de Racing encara con la pelota dominada y cuando pasa por el costado del árbitro escucha un pitazo. El niño no entiende qué se cobra. El juez para el balón con el pie derecho y pregunta: “¿Cómo te llamás, pibe?”. Acuña contesta y el juego se reanuda. Cuando el resultado ya es historia, el técnico de Olimpo le consulta al árbitro porqué detuvo el juego. “Le pregunté el nombre al zurdo y lo anoté. Yo no entiendo mucho de fútbol, pero este pibe llega a Primera”, respondió. “Ese es un lindo recuerdo de mi niñez. Siempre tuve la ilusión de jugar en un club como Racing”, le explica Marcos Acuña a Clarín.

-¿Cómo es pasar de un club del interior a Racing en poco tiempo?

-Es un cambio drástico: me costó mucho adaptarme. Empecé con las pruebas en clubes de acá a los 13 años. Venía como podía, casi siempre con ayuda de amigos y gente de la ciudad. A los 17 años quedé en Ferro y al poco tiempo debuté. Ferro es un club grande, pero está en la B. Se nota que Racing es distinto y de a poco me voy acostumbrando a esta institución histórica.

-¿Hay diferencias de la B a la A?

-Sí, totalmente. Eso me sorprendió, que tal vez no esperaba. En el ascenso se juega a un ritmo más acelerado y los espacios se achican; casi que no hay tiempo para pensar y la fricción es permanente. En la A se juega con más serenidad, por ahí tenés un segundo más. Ese cambio parece fácil, pero cuesta. Por suerte lo voy llevando bien.

-Los goles deben ayudar para agarrar más confianza…

-Nunca había marcado dos goles como contra Belgrano. Lo más importante es que el equipo gane, pero los goles ayudan en lo personal. También es bueno sentir que el grupo te apoya.

-¿Te ayudó la nueva posición?

-No sé. Yo siempre jugué por la izquierda: de lateral a delantero. Ahora Diego me pone por la derecha, que es algo que habíamos practicado. Aunque soy zurdo, también ahí me siento cómodo enganchando para tirar el centro. Y si quiero pegarle de una al arco, lo tengo bien de frente.

-¿Están para pelearle a River?

-La confianza existe. De a poco vamos jugando como queremos. Igual, el objetivo ahora es Atlético de Rafaela el domingo. No tenemos que ir mucho más allá que del partido a partido.

Fuente: www.clarin.com

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