Racing Club El Primer Grande

Zaracho: “Cuando me ves jugar, te das cuenta de dónde vengo”

Matías Zaracho charló en la Noche de Racing , contó cómo fue su infancia, su paso por las inferiores, el Tita, su posición adentro de la cancha. Imperdible.

"Sueño que una de las canchas del Tita se llame Matías Zaracho"

La calle seguramente sea el mejor lugar para que un chico aprenda a jugar al fútbol por diferentes motivos: no se juega contra ningún reloj, por lo que el chico cuenta con muchas horas de práctica; que los terrenos de juego no cuentan con un estado favorable, cuestión que entrena la destreza técnica del jugador que tendrá que imponerse a las imperfecciones de la cancha; que no existe un entrenador que enseñe y corrija, entonces el chico es el único responsable de su aprendizaje y debe descubrir las soluciones por su cuenta; y por último, que las prohibiciones están prohibidas, entonces el jugador debe adaptarse a cierto a caos y apelar netamente al instinto para resolver diferentes situaciones del juego. Quizás la última de estas características del juego de la calle, sea la más significativa de todas, porque en el largo plazo, el instinto del jugador es lo que termina por definir el sello del mismo. Matías Zaracho, conoce el sello de la calle, porque lo tiene bien incorporado. Y considera que a donde lo porte, va a funcionar como una carta de presentación para enseñar de dónde viene.

“Llegar a primera es un quilombo” es la frase que elige el joven mediocampista de Racing para resumir el sacrificio que significó para una familia humilde los años de entrenamientos y traslados en inferiores. “Es imposible bajar los brazos después de todo lo que hicimos para estar acá”, agrega, con conjugaciones en plural, sin despegar a sus familiares de su presente, a quienes siempre soñó con salvar económicamente, sin abandonar esa humildad que lo caracteriza. Esa misma modestia, es la que maneja en su nueva relación con la fama, que por supuesto le encanta. Porque él no entiende como algunos jugadores pueden andar por la calle con cara de culo mientras la gente los saluda o les pide fotos. Sabe que con un segundo de su tiempo puede hacer feliz a otra persona y por eso siempre se muestra predispuesto.

No le gusta dar notas y se encargó de dejarlo claro en el camino desde la puerta el vestuario hasta la popular del Cilindro. Pero no de mala manera, sino todo lo contrario. Entre risas, contaba lo difícil que le resulta soltarse en una entrevista y lo nervios que le suelen surgir. Pero eso no fue un impedimento para dar a conocer sobre qué pasados está construido su presente.

-¿Cómo vivís este presente, en el que te está empezando a tocar ser titular?

-Ahora me siento mucho mejor. Al principio no era tenido en cuenta y por suerte me toco ir al mundial donde tuve intervenciones buenas. Cuando volví empece a tener mis chances para arrancar a jugar y gracias a Dios me voy ganando un lugar de a poco.

-¿Cómo trabaja la confianza en estos momentos?

-La confianza te la das vos mismo, jugando. Siempre hay que dar el máximo, porque un partido malo lo puede tener cualquiera que se relaje un poco. Pienso en estar tranquilo, disfrutar de lo que me toca y seguir mejorando día a día.

-¿Sentís la responsabilidad de darle juego al equipo?

-No creo que solo yo tenga esa responsabilidad. Trato de jugar en cualquier puesto que me toque. Por afuera o por adentro, como me está tocando jugar ahora.

-¿Te gusta más por afuera o por adentro?

-Me siento más cómodo por afuera. Me gustá jugar mano a mano con el rival. Cuando jugás por adentro necesitas tocar más corto y buscar asociarte con un compañero. A mí me gusta más encarar, gambetear, romper líneas y recién ahí buscar la asociación. O también sin pelota, tirar diagonales, buscar el espacio más cerca de la raya. Eso me gusta mucho.

-¿Con qué compañero te gusta juntarte adentro de la cancha?

-No tengo uno preferido, no hay uno con el que me guste jugar más. Con el que toque, trataré de hacer lo mejor.

-¿Soñás con la Copa Sudamericana?

-La Copa Sudamericana es el gran objetivo que tenemos por delante. Tenemos que hacer un partido inteligente en Paraguay para traer el mejor resultado posible acá y cerrar la serie de la mejor manera. Siento que con este equipo podemos llegar muy lejos, le ganamos al Corinthians que para mí era de lo más difícil que nos podía tocar. Me imagino campeón de esta copa.

-¿Te llegó de repente la fama del jugador de fútbol?

-Sí, pero me gusta. Cuando entrenaba en el Tita, veía a los jugadores de primera que iban y toda la gente se acercaba a saludarlos o pedirles fotos, y me imaginaba vivirlo en un futuro. Por suerte hoy me toca vivirlo y me pone contento que venga la gente a pedirme fotos o que me reconozcan en la calle.

-¿Entendés eso de que podés hacer feliz a una persona con un segundo de tu tiempo?

-Es que hay gente que por ahí no puede venir a la cancha, que les cuesta mucho. Y yo sé que con sonreír para una foto les puedo dar una linda alegría, y la verdad no me cuesta nada hacerlo. Por eso nunca voy a ser de esos que andan con cara de culo o que dicen que no. Es un segundo y podés hacer feliz a la gente.

-¿Cómo era tu casa antes de jugar en Racing?

-Vengo de un barrio muy humilde, en Wilde. Me mudé hace poco a Avellaneda, pero estoy ayudando a mi familia a que puedan salir de ahí.

-¿Dónde jugabas al fútbol cuando vivías ahí?

-Me encantaba jugar en los potreros, con mis amigos del barrio. Por como juego te das cuenta de donde vengo, ja. Después arranqué en el baby de Barrio Futuro, pasé a Estrella de Wilde y de ahí al Tita.

-¿En el potrero se aprende más que en inferiores?

-En el potrero aprendés una base, por eso digo que te das cuenta quien viene de ahí y quien no. Después en el predio mejorás, como jugador y como persona.

-¿Cómo es tu historia con Racing?

-Arranqué a los 8 años, en el baby. Íbamos del Tita a Villa Modelo, de ahí a la Asociación Cristiana del Tita. Íbamos de acá para allá. Fue mucho sacrificio de mí, familia, amigos, todos los que estaban alrededor mío, hoy estar acá me pone muy orgulloso de mí mismo.

-¿Cómo se agarra ese sentido de pertenencia tan fuerte en el Tita?

-A mí me pasaba que en el predio veía las fotos de Chiquito Romero, Milito, Vietto, Fariña… Y pensaba: “¿Cuándo me va a tocar ser como ellos?”. Era un incentivo grande para seguir metiéndole duro y algún día poder tener mi foto ahí. Ahora también le están poniendo nombre de jugadores a las canchas, sería un sueño que algún día una  se llame Matías Zaracho. En mi caso, viene por ese lado.

-¿Cuántas veces pensaste en dejar todo?

-Es un quilombo llegar a primera y es común que te agarren ganas de dejar. A mí me pasó de chico, ni bien empecé. Habrán sido seis meses que no quería saber más nada. Pero después me agarraron ganas de volver y Monchi (utilero histórico) me dio una mano grande. Es una gran persona y además un captador de talentos tremendo.

-¿Hubo alguna otra persona que te haya servido de apoyo en esos momentos? Más allá de tu familia…

-Siempre estuve cerca de la familia Muscio (Nicolás Muscio, actual jugador de la cuarta división de Racing, categoría 98). Desde el primer momento me quedaba a dormir en su casa, me llevaban de acá para allá. Siempre me apoyaron y me dieron todo lo que me hizo falta. Son como mi segunda familia.

– ¿El sacrificio de todos ellos sigue siendo un motor para vos?

– Sí, cuando juego pienso en todos ellos. En mi familia, mi novia, mi hija. Con tanto sacrifico que hicimos todos es imposible pensar en bajar los brazos. Llegar a primera es un quilombo y una vez que estás hay que mantenerse.

-¿El objetivo es devolverles todo lo que te dieron?

-Sí, mi primer objetivo siempre fue salvar a mi familia, devolverle de alguna forma todo lo que hicieron por mí. Hoy en día yo quiero darle todo a mi mamá y a mi papá. En inferiores ellos fueron el motor para seguirla peleando.

Por Matías Petrone para La Noche de Racing

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