Racing Club El Primer Grande

Un cuento Chino

Racing no pudo levantarse del error de Vittor y perdió un clásico de manera increíble por 1 a 0. Si bien tuvo todos los números a favor, faltó lo más importante: meter un gol. Golpe muy duro para un semestre olvidable

Sergio Vittor jugó mal y fue el culpable del primer gol
Sergio Vittor jugó mal y fue el culpable del primer gol

Casi un año pasó. En aquel 10 de diciembre de 2016, la Academia besaba la lona en el Presidente Perón por última vez. De allí en más fueron triunfos o empates en el Cilindro. Lo único que quedaba para aferrarse era esa racha, era el único motivo para creer.

A nuestra casa llegó Independiente con la cabeza en otro lado. Con sus jugadores de segunda línea y la mirada en la revancha por Copa Sudamericana.

El partido encontró un solo protagonista, Racing fue el que manejó la pelota, los ataques, las iniciativas. El rival solo fue a esperar y ver qué podía aprovechar.

Y sucedió.

Sergio Vittor cometió un error importante y permitió que se abra el marcador para el visitante. Un resultado que nunca pudo torcer el equipo por tres aspectos a destacar:

 

ATACAR SIN IDEAS

El Racing de Cocca  2017 no se caracteriza por atacar en todo momento o de manera efectiva. Es más bien contragolpeador nato. Huele los posibles errores o grietas del rival y golpea en el momento preciso. El clásico de Avellaneda fue muy distinto. La obligación de ganar, de anotar un gol estuvo todo el tiempo en los de camisetas celestes y blanca. Grave falencia.

Los jugadores no estuvieron finos, todo fue centros para ver si alguien la empujaba. O algún tiro de media distancia que se colara en el arco.

Pero ni eso.

Hasta una pelota que quedó boyando por ahí fue a parar al palo izquierdo del arquero del Rojo.

No entró ninguna.

Pero se generó poco por la escasa resistencia del rival. Se debió haber convertido. Sólo Lautaro inventaba las pocas chances que había.

SIN ASOCIACIÓN

Con todos los jugadores en ataque. El segundo tiempo marca la pauta que poner delanteros no siempre es la solución a la falta de gol. Al Primer Grande le costó llegar al arco rival. Le costó hacer triangulaciones, pases entrelíneas, una pared. En definitiva no había sorpresa. Fue monótono para atacar. Gris para definirse. Previsible y fácil de marcar.

Extrañamente los jugadores erraron muchos pases a menos de dos metros de distancia. Fundamental para conseguir buenos resultados. Ojeda, que podría ser un nexo entre el mediocampo y la defensa, entró muy tarde cuando la nave ya estaba por sucumbir. Y encima Oroz lo vio desde la tribuna.

Esta es una de las materias más importantes a mejorar. No sabe abrir partidos, ser protagonista.

TRIVERIO O LAUTARO NO FUERON LA SOLUCIÓN

Llamó la atención que Licha esté sentado en el banco de suplentes. El capitán no estuvo desde el arranque y, su reemplazante, tampoco estuvo. Fue muy, pero muy floja la labor de Enrique Triverio. A pesar de la confianza que le otorgó el entrenador, no pudo quedarse con los flashes del éxito con una buena actuación. La principal razón por la que Triverio jugó bien es porque hizo (y hace) muy bien la función de “Faro”. Lleva, arrastra marcas, recibe la pelota, las aguanta y abastece a Lautaro. En este partido, eso no lo tenía que hacer. El planteo de por sí, fue muy distinto. Y lo que era “un Faro” ahora debía ser una torre que la empuje. ¿Cómo la va a empujar si no le llegó ninguna pelota?

Y Lisandro, que tuvo 45 minutos para desempeñarse, entró en un esquema de confusiones, repletos de delanteros y de centros pero ninguno precisos. Se perdió en un esquema que no encajó. Sólo tuvo una y la tiró arriba del travesaño. Le pegó con tanta violencia que se levantó mucho.

En este tema los dos han fallado.

Por: Federico Dotti

Racing Club – El Primer Grande
www.elprimergrande.com

COMENTARIOS