Racing Club El Primer Grande

«Transmitir el pasado es importante para construir la identidad del Club»

Fernando Paso Viola, historiador de la Academia, charló sobre la importancia de que los hinchas, sobre todos los más chicos, conozcan en profundidad la grandeza de Racing.

Fernando Paso Viola historiador de la acdemia. (foto: www.racingclub.com.ar)

Fernando Paso Viola, historiador de la Academia, charló con el sitio oficial sobre la importancia de que los hinchas, sobre todos los más chicos, conozcan en profundidad la grandeza de Racing. Las mejores anécdotas y las hazañas inolvidables en la mirada de un estudioso de esta pasión.

Hay un nene de 5 años que abre un libro pintado de celeste y blanco y que, ante la mirada asombrada de quien lo escucha, señala con su dedo índice el rostro de un señor estampado en una fotografía de 1910. “Este es tu abuelo”, le dice el nene de 5 años al historiador, que asiente con la sonrisa del que cree que la labor pedagógica está cumplida. El nene de 5 años es un alumno del jardín de infantes de Racing y el historiador que lo observa sin subestimarlo es Fernando Paso Viola, conocedor de miles de detalles de la historia de Racing y nieto de Pablo Frers, mítico jugador del equipo que consiguió el ascenso a Primera ante Boca en el final de la primera década del Siglo XX. Paso Viola, autor, con la ayuda invalorable de Carlos España, del libro La historia del primer más grande (1898-1931), portador de la convicción profunda de que conocer la historia es una cuestión central para construir identidad, dialogó con Racingclub.com.ar para explicar por qué es importante que el pasado del club se conozca masivamente.

Nombres y más nombres, anécdotas y más anécdotas, circularon durante una charla que nadie quería que se terminara. De los caballetes donados por Frers para tomar el té a las goleadas impactantes de 1938, del campeonato perdido en 1948 por la huelga de futbolistas profesionales al glorioso tricampeonato obtenido en 1951, todo gira en torno a Racing porque Racing es, sin ningún tipo de titubeo, la pasión que guía la inquebrantable voluntad de quien está preparando el segundo tomo de la historia del club, que abarcará el período 1931-1967. Sin prisa pero sin pausa, Paso Viola se explaya con tranquilidad en la sala de conferencias de prensa ante un auditorio que no para de prestarle atención. Es lógico: cómo no hacerlo ante un hombre que expresa a cada paso su deseo de seguir descubriendo pequeñas historias dentro de la gigantesca historia del club. Por eso, tiene sentido preguntarle y preguntarle sobre los pormenores de estos 111 años de vida académica.

-Desde tu mirada de investigador, ¿por qué creés que los hinchas tienen que conocer la historia de Racing?

-Hay que conocerla porque es muy grande, porque se fue forjando con grandeza desde los comienzos. Es necesario saber para poder resignificar qué es Racing. En los momentos en los que se jugaban los primeros “friendly match”, los primeros amistosos, Racing se hizo imbatible y salía en los diarios por eso. Después, en el amateurismo, se lograron 21 títulos, entre copas y campeonatos, en 20 años y el club se ubicó como el más grande. Luego, pese al período de 18 años sin conquistas, Racing creció desde lo institucional y completó varias giras internacionales que le dieron mucho prestigio. Hasta que llegó el tricampeonato, que podrían haber sido, incluso, cinco títulos. La huelga de 1948 y el arreglo de la AFA de escritorio en 1952 (le dio por ganado un encuentro a River ante Newell’s) impidieron lo que podría haber sido todavía más grande.

-¿Qué lugar ocupaba Racing en el fútbol argentino de esa época?

-Era, prácticamente, con River y con Boca, uno de los principales equipos en lo competitivo. Y también era de los que llevaba más gente. Hay que tener en cuenta que Racing ganó en esos años varios Torneos de Tercera y de Reserva. En los campeonatos de 1966 y de 1967, la Academia estaba al tope de las estadísticas. Eso se puede comprobar claramente. En dos terceras partes del Siglo XX, Racing fue el más grande por títulos y por historiales. Recién Boca y River lo pudieron pasar en la década de 1970. ¿Y eso no tiene valor acaso? ¿No tiene valor para los chicos jóvenes saber que Racing estaba por encima de todos? Hay que poder evaluar toda la historia, con sus buenos y con sus malos momentos.

-¿Por qué cuesta tanto que se hable de todo esto?

-Hubo una distracción grande con todos los malos momentos: con el descenso de 1983, ya antes con los torneos de la década anterior. A la gente se le vino encima una tremenda preocupación por el presente. Vinieron la quiebra y el gerenciamiento, y pienso que todo este tema de la historia y de la grandeza estuvo dormido.

-¿Y qué se puede hacer para despertar eso?

-Ahora voy a tratar de engrosar la web oficial del club con estadísticas completas desde que nació Racing porque tengo todos los historiales completos hasta 2014. Habría, además, que enseñarles a los chicos que se hacen socios desde chiquitos la historia de Racing. Si son hinchas, mejor; y, si no, tienen que respetar y conocer igual la historia. Yo estaría dispuesto a charlar con chicos para inculcarles todo esto porque transmitir la historia es una buena manera de colaborar con la construcción del sentimiento de pertenencia.

-¿Se puede rastrear en la historia del club una línea futbolística propia?

-Sí, por supuesto. Hubo en su momento. En el amateurismo, ni hablar. Los jugadores más grandes se combinaban con los más jóvenes. Por ejemplo, Perinetti y Ochoa llegaron al profesionalismo pero habían jugado antes con Marcovecchio y con Ohaco. Después, se dieron momentos gloriosos con el Chueco García y con Salomón, que estuvieron con otros en la Selección. Hasta 1970, se hablaba en los diarios del estilo de la Academia y había un respeto por una línea de juego. Y se pueden nombrar muchos cracks que hilvanaron una continuidad.

-Poco se habla en general de la vida social que había en Racing. ¿Qué se sabe de eso?

-Ahora se sabe bastante. En los principios, se reunían en Leales y Pampeanos, que un club más folclórico y recreativo. Los festejos de las primeras copas se hacían en Pasatiempo, un lugar que quedaba cerca del Riachuelo. Después, ya en el profesionalismo, las reuniones con orquestas de tango y los bailes de carnaval en Racing eran muy famosos por lo multitudinario. Venía gente de todos lados. Y la vida cultural incluía también conferencias de profesionales diversos. Por todo esto también Racing era muy grande.

-Para el que no lo conoce bien, ¿cómo se volvió usted historiador de Racing?

-Lo mío fue una casualidad. Yo le hacía mapas a un editor y, cuando iba a cobrar, tenía que esperarlo y veía que tenía una biblioteca con historias de muchos clubes, pero no de Racing. Un día, charlando con él, me entero de que es de Racing y me dice que no había hecho ningún libro de Racing porque no había encontrado quién lo hiciera. Yo nunca había hecho nada de fútbol pero me animé porque pensé que era un simple compromiso. Pero, a las dos o tres semanas, me dijo que me adelantaba el primer cobro de los derechos de autor y, entonces, ante la obligación, me encerré un fin de semana a preparar el esquema del libro.

-¿Y a partir de ahí no paró de investigar?

-Algo así. Porque eso hizo que me picara el bichito por la historia de Racing. Yo tenía cuatro horas libres entre dos trabajos y me iba a una hemeroteca en Luján para buscar ejemplares del diario La Nación de 1902, de 1903. Y ahí empecé a escribir y descubrí la historia de mi abuelo, Pablo Frers, que no la conocía hasta ese momento: fue goleador en Tigre Fútbol Club, que no existe más, en Belgrano Athletic, que jugaba en Primera División, y en 1906 se probó en Racing. También jugó un par de amistosos para Alumni.

-¿Cuál fue la importancia de Frers en la historia de Racing?

-Estuvo en el equipo que consiguió el ascenso en 1910 y le hizo un gol a Boca en la final que le ganamos por 2 a 1. En 1907, fue el goleador máximo de la Segunda División. También jugó en veteranos. En total, le computé 121 con la camiseta de Racing, que no es una pavada. Para mí, fue un honor muy grande enterarme de que mi abuelo había sido el primer gran goleador de la historia de Racing.

-¿Se encuentran anécdotas graciosas en la época amateur?

-Sí, varias. Por ejemplo, mi abuelo donó caballetes para tomar el té después de los partidos, algo que hoy sería insólito pero que en aquel tiempo era normal. Y, si no, si había partidos de veteranos, cosa bastante común en la segunda mitad de la década de 1910, se armaba un aperitivo con papas fritas porque los encuentros se solían jugar de 11 a 13.

-¿Cuáles son los descubrimientos que más lo impresionaron a lo largo de estos años?

-Goleadas realmente impresionante que yo no sabía que habían ocurrido. Hubo, por ejemplo, en octubre de 1938, una racha en la que se les ganó de manera consecutiva a Platense por 8 a 2, a Estudiantes por 8 a 2 y a Lanús por 8 a 1. Tres goleadas así, en tres fechas seguidas, es una rareza estadística que no se ve en ningún lado. Y también me impresionó bastante la historia de Alfondo Leyra, un gallego que fue intendente de la cancha y que se hizo muy amigo de César Mattiussi, el papá de Tita. Pero lo más importante es que Racing, hoy, es el primer club de Argentina que pudo festejar el centenario de de su primer campeonato.

Fuente: www.racingclub.com.ar

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