Racing Club El Primer Grande

«Si gano la Copa estoy preparado para retirarme»

Videla, el león de Racíng, sueña con regalarle a su equipo el título más importante.

Ezequiel Videla creció viendo a Bastía. (foto: Olé)

El sol, de a ratos, les gana a los nubarrones. En la tibieza de un rayo que pega sobre su mejilla, mientras observa la inmensidad del Cilindro, Ezequiel Videla encuentra el regocijo de sentirse un poquito más cerca de Cacho, su papá, su estrella en el cielo. “Todo esto sería un poquito más especial si él estuviera conmigo”, se lamenta, pero sin esconder nunca la sonrisa que le produce todo lo que está viviendo en el club en el que se moría por jugar desde chiquito, “porque en mi casa, en Cosquín, mi hermano y yo crecimos viendo los partidos de Racing”, le cuenta a Olé el corazón del equipo.

-¿Cuántas ganas tenías de hacer un gol en Racing?

-Era uno de los deseos que tenía desde que llegué. Hacía tres años que no metía uno y tuvo un sabor extra por hacerlo en Racing.

-No creo que lo imaginabas definiendo por arriba del arquero, pisando el área y mano a mano…

-Me imaginaba un gol más feo, ja. Uno más relacionado a mi juego, más sucio, más rústico. De rebote, un desvío… Pero jamás pensé que sería en Perú, por cómo estaba el partido y porque terminé jugando detrás de los volantes.

-El festejo fue desde adentro, muy emotivo…

-Sí, iba deseando algunas cosas por mi viejo, mi familia. Tengo sentimientos muy especiales, quería dedicárselo a mi papá y he cumplido un sueño.

-¿El festejo lo esperabas desde chico o cuando recién llegaste al club?

-Mirá, con mi papá hablaba siempre, pero nunca me quiso decir que él sabía que en algún momento iba a jugar en Racing. Carolina, mi mujer, me contó hace poco que en un asado, en 2008, él le contó eso, que estuviésemos preparados. Le preguntó qué iba a hacer yo cuándo hiciera un gol… Seguro que no me dijo para no cargarme de presión… Ellos hablaban de mi carrera… Ojalá que sean señales para ir cumpliendo más sueños.

¿Creés que estar hoy en Racing es sólo casualidad o hay algo más?

-Si me hacías la pregunta hace seis meses, sólo te hubiera dicho que era algo especial. Pero ahora hay algo más. Llegué a un club que hacía mucho que no salía campeón y lo logré después de varios años. Se lo dije a mis amigos, mi viejo tiene algo que ver… Todos tenemos a alguien que nos ayuda desde otro lugar.

-En tu carrera fue todo remarla, nada fue fácil…

-Cuando sufrís una lastimadura, si te raspás y seguís, hay más sentimiento… Quedó a la vista que siempre me ha costado, desde chico. Justo en el año en que muere mi viejo, en 2009, a los seis meses quedo libre de Central. Estuve a días de dejar el fútbol porque no se me abrían puertas, había hablado con mi hermano para ir a trabajar con él y me decía que no, que iba a llegar, y se me dio. Me fui a Uruguay y ahí arranqué. En Argentina siempre me había tocado estar en equipos para pelear. Jugué en la B, en Colón sufrimos el descenso. Uno siempre renegó, pero sabiendo que se me daría la chance…

-Si hubieras dejado…

-Mi hermano tiene un negocio de electricidad, en aquel momento había abierto hace poco. Era una opción por la cercanía pero si me preguntás, no sé… Soy jugador de fútbol, vivo de esto, me esfuerzo y dedico a lo que es el fútbol. Soy vago en el sentido de estudiar… Veo compañeros que estudian, que van a la universidad y yo no hubiese servido. Pero sí hubiera laburado, no soy de quedarme quieto, necesito hacer cosas.

-¿Vivís como jugás?

-Soy del juego sucio, fuerte, pero en la vida soy muy tranquilo, familiero. Soy de estar encima de mi esposa e hija, y extraño mucho a mi mamá, hermanos, sobrinos, tíos… Cuando voy a Cosquín largo el fútbol y estoy con la gente que me hace bien.

-¿Siempre jugaste con tanta intensidad o aprendiste a tomarlo como tu mayor virtud?

-Es buena la pregunta, porque yo antes era nueve goleador y después fui enganche, hasta que me di cuenta en dónde podía ayudar más a un equipo. Tengo las cualidades para meter, correr… Un día entendí que me gustaba eso y no jugar de enganche. Con la pelota me defiendo, pero no me veo asistiendo…

-¿Cuándo hiciste el click y te empezó a gustar el puesto de volante?

-En Central ya había terminado la Reserva jugando de cinco, antes era ocho. Darío Franco, en San Juan, primero me puso de mixto por delante del cinco, pero después me retrasó y me sentí cómodo. El fue el técnico que más confió en mí. Con Osella y Cocca aprendí cosas y fui creciendo.

-¿Corrés mucho o bien?

-Corro demasiado, pero menos que antes. Yo tenía la desesperación de estar en todas las jugadas, era más desordenado. Si bien ahora estoy en muchos sectores de la defensa, la experiencia me dio la virtud de saber dónde estar en cada momento. Es mi función.

-¿Te gusta sentir que la gente te corea cuando te tirás al piso?

-Nunca pienso en eso, casi nunca escucho a la gente. Estoy tan metido en el partido que no me doy cuenta. Te doy otro ejemplo, porque no es solamente eso: no me entero cuando se adicionan los dos o tres minutos de la parte final o no me doy cuenta de los cambios. Veo a un compañero y le preguntó “¿qué hacés acá adentro?” Y me dice “entré recién”.

-Dicen que sos un jugador nacido para Racing…

-Muchos me dicen que juego como un hincha, me agradecen por dejar todo en la cancha. Esta es mi forma de jugar. El nueve resalta por el gol, el Chino (Saja) por tapar pelotas. Lo mío se resalta porque soy el más sucio, el que va más al piso.

-¿Con qué cinco creciste? ¿A quién mirabas?

-Con mi hermano Franco y mi viejo agarramos la etapa del Racing campeón. El Polaco Bastía quedó como un referente y fui aprendiendo cosas de él porque quería jugar en su puesto. Pero mi viejo era también de ver buen fútbol. Le ha tocado, como seguidor de Talleres, las mejores épocas del 70. Tenía un gusto muy particular, me decía que más allá de las posiciones siguiera a Verón y Redondo. Hablamos de un nivel muy alto…

-¿Qué te diría tu viejo hoy?

-Es muy difícil la pregunta. Yo lo perdí antes de debutar en Primera, me hubiese gustado que al menos me disfrutara un año… Pero conociéndolo, recordando las charlas que solíamos tener, seguramente le buscaría la parte mala. Era exigente, pero para bien. Quería verme más completo, siempre me decía que en los más grandes éxitos siempre había cosas para mejorar.

-Sufrían por Racing.

-Siempre, éramos futboleros. Talleres y Racing tienen esa cosa parecida de que se sufría por los dos. Me acuerdo que la primera vez que vine al Cilindro fue para ver el 4-1 con San Lorenzo en el torneo del título. Y el gol que más gritamos, desde Cosquín, fue el de Bedoya a River. Ahí se encaminó todo para lograr el título…

-¿Si alguien te decía que vos serías el próximo campeón? ¿Que decías?

-Que estaba loco, sin dudas. Mi viejo nunca me exigió nada, conmigo se llamó a silencio. Yo no creía llegar a este presente.

-¿Y la Copa es un sueño?

-Si, eso sí. Si me preguntás te digo que es un sueño en serio, siempre lo fue. El otro día le dije a mi señora que si gano la Copa estoy preparado para retirarme. Me miró raro y se rió…

-Es fuerte lo que decís…

-Sí, es fuerte. Sí, sí. Me considero un chico con la mentalidad y actitud de pueblo, de Cosquín. Siempre veo algunas cosas como sueños grandes, pero que no son imposibles y la Libertadores es uno. Vi los festejos de San Lorenzo y me puse contento por ellos. Soy amigo de Buffarini y no me pudo contar con palabras lo que sintió al levantar la Copa. Sólo me dijo que hay que desearlo y soñarlo. Pero no es una obsesión, porque cuando uno se obsesiona con algo le hace mal. Nos vamos a jugar todo, eso sí.

-¿No queda nada después de la Copa entonces?

-Desde lo personal sería difícil seguir consiguiendo cosas. El sueño de jugar en Talleres siempre está, pero no voy más allá de lo que tengo al alcance. Mejor chance que ésta no voy a tener. Si me dan un papel escrito que dice que la consigo y al día siguiente tengo que dejar el fútbol, lo firmo.

Fuente: Olé.

Racing Club. El Primer Grande.
www.elprimergrande.com

COMENTARIOS