Racing Club El Primer Grande

¡Rubén Paz cumple 60!

El talentoso uruguayo cumple años y El Primer Grande te recuerda lo mejor de su carrera.

Un día como hoy, pero en 1959, nacía Rubén Walter Paz Márquez, en Artigas, Uruguay. Más conocido como Rubén Paz, un volante que enamoró a todo Racing ni bien arribó a Avellaneda. La pegada exquisita en los tiros libres era el principal atributo que tenía el “Maradona uruguayo”, como alguna vez lo bautizó César Luis Menotti.

Era un distinto desde muy chico, con tan solo seis años a veces lo ponían a jugar con chicos cuatro o cinco años mayores. Comenzó su formación en el Club Atlético Peñarol de Artigas, su ciudad natal. Un buscador de talentos conocido como Godoña lo descubrió y lo llevó para otro Peñarol, el de Montevideo, uno de los gigantes del fútbol charrúa. A los diecisiete años hizo su debut en el “Aurinegro” y ya formaba parte de la Selección de Uruguay Sub-20. Con la juvenil uruguaya ganó el sudamericano de 1977 y el de 1979.

En Peñarol dio sus primeros pasos como profesional y tras cinco temporadas se marchó como ídolo y habiendo cumplido su sueño. «De niño quería ser como Alberto Spencer, el mayor ídolo mirasol de todos los tiempos. Cuando a los diecisiete me di el gusto de debutar y ser campeón, hice realidad mi sueño», contó Rubén en una entrevista para la FIFA. Además el crack agregó: «Allí aprendí que esto no era sólo un juego sino un trabajo, y por lo tanto debía tomarlo seriamente», “Fueron cinco años maravillosos donde hice lo que me gustaba: ser jugador de fútbol”.

En el “Carbonero” ganó tres campeonatos de Primera División de Uruguay, en 1978, 1979 y 1981, siendo de éste último el goleador del certamen con diecisiete tantos. Además ganó la Liguilla Pre-Libertadores de 1977, 1978 y 1980.

Tras dejar el club de sus amores fichó para Internacional de Porto Alegre en 1982, en el que por entonces fue el traspaso más caro de un jugador uruguayo. Con sus actuaciones en el Inter logró conquistar al mundo del fútbol brasileño, ganó tres torneos estaduales consecutivos, el Campeonato Gaucho de  1982, 1983 y 1984.En 1985 fue reconocido por la prensa brasileña como el mejor jugador de la temporada. «El brasileño premia la calidad sobre todas las cosas, y tuve la suerte de integrar un buen equipo del Inter», afirmó Rubén. En total con la camiseta roja disputó 245 partidos y marcó 69 goles.

Amado por uruguayos y brasileños, decidió continuar su carrera en el viejo continente. En 1986 se fue a jugar al fútbol francés, lo hizo para el Racing Matra de París y compartió equipo con otro de los grandes del fútbol charrúa, Enzo Francescoli. Su paso por Francia no fue tan brillante como sus anteriores ciclos, tan solo jugó seis partidos y no pudo convertir. Sin embargo fue un año importante en la carrera de Paz, con su selección jugó por primera vez una Copa del Mundo, en México. Uruguay llegó hasta octavos de final, fase en la que Argentina lo eliminó al derrotarlo por 1 a 0.

Un año más tarde cambió de Racing, pasó del Matra de París, a Racing Club de Avellaneda. Desde el primer momento enamoró a los hinchas de la “Academia” con su fútbol. Su debut fue el 4 de octubre de 1987 por la sexta fecha frente a San Lorenzo en el Cilindro, empate 1 a 1. Cinco días más tarde, Racing derrotó como visitante a Platense y en aquel encuentro el uruguayo marcó su primer gol con la celeste y blanca.

Partido a partido el uruguayo maravillaba a los hinchas con la calidad de su juego, organizaba el juego del equipo, jugaba y hacía jugar a sus compañeros, a quienes asistía de forma magnífica y los dejaba mano a mano con el arquero. Era un enganche que parecía lento, pero su rapidez era mental, un jugador muy inteligente, cerebral, un creador, capaz de fabricar una jugada peligrosa en muy poco espacio y definir o entregar un pase con gran precisión. Tenía buen remate desde afuera del área, era habilidoso y se ponía el equipo al hombro cuando el partido lo requería. La lista de cualidades que poseía este fenomenal volante es muy extensa, pero sin dudas la mayor de sus virtudes era la del manejo de la pelota parada. La zurda de Rubén hacía magia, un especialista en los tiros libres  cercanos al área, acariciaba la pelota y la colocaba en el ángulo como con un guante. La forma en que le pegaba a la pelota era motivo de admiración tanto de hinchas académicos como de todo el fútbol argentino. “Es un don, pero también hay que tener paciencia para practicar y perfeccionarse”, aclara.

 

Desde su llegada al club se transformó en una de las figuras del equipo. Fue una pieza clave en el grupo que ganó la Supercopa Sudamericana y la Supercopa Interamericana en 1988 (no oficial), un año espectacular en la carrera del enganche, que fue elegido como el mejor jugador del fútbol argentino y de Sudamérica.

En la entrevista con la FIFA diferenció la idolatría que le tienen en Peñarol y en la “Academia”: «En Racing Club fue otra cosa», aclara, «ya que hacía mucho tiempo que el club no ganaba nada y colaboré para lograr dos títulos internacionales. Aun así, me cuesta explicar el amor que esa hinchada todavía siente por mí».

La otra gran figura de aquel equipo campeón estaba en el arco, el campeón del mundo Ubaldo Matildo Fillol, quien alguna vez dijo que Rubén Paz es “Uno de los mejores jugadores que vi durante mi carrera. Era capaz de inventar una jugada de gol en una baldosa. Era el cerebro del equipo, el creador. Cabeceaba muy bien. Su arma letal eran los tiros libres que eran medio gol. Dejaba mano a mano a los delanteros con el arquero. Un fenómeno. Un distinto.”

A mediados de 1989 el uruguayo dejó el club de Avellaneda y partió rumbo a Italia para jugar en el Genoa. Disputó veinticinco partidos y anotó un gol durante la temporada 1989/90 de la Serie A. La experiencia en el Calcio duró poco, en octubre de 1990 regresó a Racing y para alegría de todos los académicos. En 1991 le hizo un gol espectacular desde cuarenta metros al arquero campeón del mundo en 1986, Nery Pumpido, quien por ese entonces defendía el arco de Unión de Santa Fe. Ese mismo año peleó el Torneo Clausura, pero el equipo decayó en las fechas finales. En 1992, con el uruguayo entre sus filas, la “Academia” llegó a la final de la Supercopa Sudamericana. El 21 de febrero de 1993, por la primera fecha del Torneo Clausura, Racing cayó 1 a 0 en su visita a Lanús, fue el último partido que Rubén defendió la celeste y blanca.

Hacía tiempo tenía conflictos con los dirigentes y tras faltar a un entrenamiento le rescindieron el contrato. “Ya está decidido, me voy de Racing. A mí me duele, pero no pueden rescindirme un contrato porque falté a una práctica”, declaró el enganche.

Ese fue el triste final de la carrera de Rubén Paz en Racing, como tantas otras veces ha ocurrido, un jugador muy querido por los hinchas se marchó del club por malos manejos de los directivos de turno. El uruguayo dejó la “Academia” tras haber marcado 32 goles en 152 partidos.

Tras su salida de Racing regresó a Uruguay para jugar en Rampla Juniors. Luego lo hizo para Frontera Rivera y volvió a Argentina en 1996 para vestir la camiseta de Godoy Cruz, quien jugaba en la B Nacional. En el conjunto mendocino jugó siete partidos, en los cuales contó con el aliento de muchos hinchas de Racing que fueron a la cancha solo para volver a ver jugar a su ídolo.

Después del corto paso por el “Tomba” retornó nuevamente a su país. En 1996 jugó para Wanderers de Artigas y entre 1997 y 2000 lo hizo nuevamente para Frontera Rivera. Ya era un veterano, pero no podía abandonar el fútbol y continuó su carrera en clubes de menor trascendencia hasta los 46 años. “Para ir dejando de a poco, sin sufrir tanto. De estadios llenos, vestuarios con muchos periodistas y adrenalina pura pasé a lo mismo pero en menor escala. Eso me ayudó para dar el paso definitivo».

 

Selección de Uruguay:

Fue parte de la selección que ganó la Copa de Oro de Campeones Mundiales (“Mundialito”) de 1980, un torneo amistoso que disputaron todas las selecciones campeonas del mundo hasta el momento. Jugó dos mundiales, México 1986 e Italia 1990, en ambos Uruguay quedó eliminado en octavos de final.

«A México no fuimos preparados de la mejor manera pero así y todo, nos ganó por la mínima Argentina, que después salió campeona. En Italia, en cambio, nos faltó algo de suerte: de no habernos cruzado con el dueño de casa, podríamos haber llegado más lejos»

En total disputó 66 partidos con la selección, marcó doce goles.

 

Fueron veintinueve años de carrera, fue campeón en Uruguay, Brasil y Argentina, muy querido y respetado en los tres países por hinchas propios y ajenos. Dueño de una zurda magistral, un especialista en la ejecución del tiro libre, un habilidoso lleno de talento, un jugador imposible de olvidar para todos los hinchas académicos, uno de los mejores en su puesto en la historia de Racing.

«No sé si es para tanto, pero a mí me alcanza con el cariño que recibo en Uruguay y en los otros países donde jugué. Y todos fueron campeones del mundo, ¿eh? Eso dice algo. Aunque al final, me quedo con haber logrado todo lo que me propuse en esta profesión. Fueron muchos sacrificios pero triunfé. Y si tuviera que volver a elegir la carrera de futbolista, lo haría sin dudarlo».

¡Feliz cumple, Campeón!

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Por Fernando «Chicho» Ferreira 

 

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