Racing Club El Primer Grande

Redención, Racing

Después del épico triunfo en el clásico, este partido deja muy buenas sensaciones. Sobretodo con respuestas desde el campo de juego y el banco, algo que el hincha esperaba. ¿Qué opinás?

Racing deja atrás todo lo malo con un triunfo épico.

Según el diccionario, la palabra “redimir” significa la acción y la consecuencia de salvar o rescatar a alguien, dar por terminado un castigo, liberar algo que estaba juzgado.

El triunfo en el clásico, con dos jugadores menos durante 45 minutos, jugando muy bien mientras estaban 11 contra 11 y corriendo como nunca después del show de tarjetas de Loustau, este equipo no paró ni un minuto en bajar un mensaje.

La redención para un equipo que venía golpeado, castigado, golpeado por propios y extraños, se debía una demostración de este tipo para marcar el camino.

Jugando, corriendo, marcando, sacrificándose, fue el mejor camino que eligieron estos jugadores para ganarse el “perdón”.

Porque durante la semana se pidió bajar un cambio, dejar de lado los murmullos y las críticas. Pero también se solicitaba una señal desde adentro. Y eso sucedió.

Empezando por el entrenador, a Sebastián Beccacece se le pedía ordenar las piezas, ubicarlas donde correspondían. Y eso hizo y el equipo respondió. Pillud de lateral derecho, Montoya ubicado como volante por derecha rindió y a Rojas le dio la libertad de moverse por todo el frente de ataque y el paraguayo jugó bien. Eso también habla bien del entrenador que, apostando a su 4-3-3 no dejó de reacomodar las piezas y jugar bárbaro. Porque mientras estaban los 22, Racing fue muy superior a Independiente. Lo ahogó, le manejó la pelota y no fue lastimado.

En cuanto a los jugadores, habría que empezar a nombrar a todos. Esos que fueron tan criticados últimamente. Más allá de las decisiones tácticas, ellos mostraron sus mejores versiones. Arias pidiendo disculpas por su error, pero la reivindicación de un Javi García que cada vez que entra ataja mejor. Una zaga central que defendió todo, Sigali fue sólido mientras estuvo en la cancha y Domínguez siempre pone el pecho para lo que sea. Mena no paró de correr y Pillud, el eterno Pillud, volvió para quedarse. Mostrándose siempre y brindándose para el equipo. Hasta terminó jugando de central. Un Miranda que, junto con Montoya, estuvieron muy precisos y fueron los que más corrieron. Barbona estaba mostrando cosas interesantes por ambos extremos hasta que tuvo que salir reemplazado por García. El Chileno Díaz se ganó el cielo con el gol, pero no hay que olvidarse que fue el que mejor jugó. Siempre bien ubicado, siempre intentando cortar los circuitos del rival y esforzándose como nunca. Y Rojas se soltó, pidió la pelota y se movió mucho más suelto. Lisandro López lo dio todo, aportó peligro pero fue quedándose solo a cada tarjeta roja. Y hasta los relevos se reivindicaron, Martínez sacando todo y Cvitanich mostrando su costado más sacrificado dando la asistencia del heroico gol.

Porque si el entrenador rival dice “No tuvimos la posibilidad de darnos cuenta que teníamos dos hombres de más. No encontramos los espacios”  es porque los de blanco y celeste se mataron dentro del campo de juego para cubrir los dos huecos en la cancha.

Esto, justamente esto, es lo que hizo que la gente se abrace y se emocione al finalizar el clásico. Es por lo que se trasmitió de adentro. ¿Hace cuánto un equipo académico no trasmite eso desde adentro?

Nadie quiere perdonarle todo a este equipo, pero debe reconocer que este triunfo épico partió de las piernas de sus jugadores. Porque corrieron hasta más no poder y porque no daban por perdida ninguna pelota. “Son de esos partidos épicos, terminamos todos rotos y lo ganamos con huevos” explicó Darío Cvitanich.

Por todo esto, señores, a estos jugadores les llegó la redención. Y al entrenador también.

Sigamos por este camino, Racing.

 

Fede Dotti
Por Federico Dotti

Racing Club – El Primer Grande
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