Racing Club El Primer Grande

«No se nos puede escapar»

De gran aporte en esta campaña, Lollo tiene mucha fe en que Racing puede ser campeón. Y ya le hizo una promesa a la Virgen de Lourdes.

El ex Belgrano sueña en su primera temporada en Racing. (foto: Olé)

Valeria no entra a la cancha. Lourdes, su pequeña beba de 7 meses, mucho menos. Pero desde hace rato, a su manera, simbólicamente juegan en Racing. Sí, como tantos otros anónimos, como tantos otros que vibran desde afuera, que empujan como pueden. Ellas respiran lo que el jefe de la familia les transmite día a día, hora a hora. Lo que les contagia es entusiasmo, confianza, nervios, pasión, adrenalina. Y un sueño. Un sueño que los tres, también, comparten. Al igual que millones de hinchas de la Academia.

“Es muy difícil manejar la ansiedad. En mi casa, con mi señora y mi nena, que es chiquita, hablamos todo el tiempo de Racing”, le cuenta Luciano Lollo, a Olé . Mientras habla, por momentos sonríe. Irradia paz, aunque por dentro desea que el partido contra Godoy Cruz se juega ya mismo. Serán largas, larguísimas, las casi dos semanas que separan al equipo del encuentro que puede coronarlo campeón después de 13 años. “En mi casa -revela el defensor- estoy todo el día cantando canciones de Racing con mi nena. Eso es por el deseo que tenemos de conseguir algo importante. Lo vivo todo el tiempo así. A mi mujer le digo: “Qué lindo sería, estamos a un paso, falta tan poco…”. Siempre le comento: “No se nos puede escapar”. Son esas palabras que tiro a cada rato porque sueño mucho, disfruto de este momento”.

-¿Y tu esposa qué te comenta? ¿Te tranquiliza?

-Está ansiosa como mis padres y mis hermanos. Incluso, están más nerviosos que nosotros los jugadores. Porque de adentro lo manejamos un poco más. Pero ellos no pueden controlar la ansiedad. Te cuento una: antes del partido contra Central, mi señora me mandó por el teléfono una foto de ella y de mi hija, con este mensaje: “Nosotras soñamos con vos”. Esas son cosas que te marcan, que te mueven. Ella fue a la cancha con la mujer y la nena de Ezequiel (Videla), vieron juntas el último partido en el Cilindro. Esto te motiva, te da fuerzas para el último tramo que nos queda.

-¿Te pusiste a pensar lo qué significaría que Racing sea campeón?

-Sería algo extraordinario. Ya contra River la cancha era algo magnífico, maravilloso. Cuando entré a la cancha, miraba las tribunas con River. Después, por la tele, las imágenes eran increíbles.

-¿Y qué sentiste al ver tanta gente desde adentro?

-Lo disfruté como nunca. Antes no me pasaba eso. Por ejemplo, no tengo recuerdos de las tribunas cuando jugué con Belgrano la Promoción ante River (en 2011). Entré tan tensionado y concentrado en ese partido que no me quedaron imágenes grabadas. Ahora lo disfruto más porque son cosas que pasan y que, tal vez, no las vuelva a vivir nunca más. Guardo en mi mente estos momentos, esperando llegar hasta dónde me toque con Racing.

-¿Podés dormir bien?

-Ahora duermo. Pero a medida que se fueron acercando los últimos partidos, la cosa empieza a cambiar. Si bien no soy de despertarme de madrugada, me levanto más temprano de lo normal y me pongo a pensar… Y también llegó más temprano que lo habitual a las prácticas. Esos actos marcan que estás ansioso, aunque a veces lo neguemos.

-Con tantos jugadores, en proceso de formación, ¿pensaste que llegarían a este momento?

-Apenas llegué lo imaginaba por el material que se veía en el plantel. Pero sabíamos que sería difícil, duro, porque vinimos muchos jugadores nuevos y no es fácil obtener buenos resultados en tan poco tiempo. Pero el buen trabajo que se hizo, el sacrificio de cada uno de nosotros, hicieron que llegáramos adonde hoy estamos.

-¿Racing es el mejor equipo del campeonato?

-Hemos demostrado muchas cosas para estar punteros. River es un equipo que juega bien, pero le tocó perder contra nosotros. No sé si los resultados indican si sos el mejor o no. Si nos fijamos en eso y miramos la tabla, efectivamente somos los mejores. Hicimos muchos méritos, superamos muchas cosas malas. A nosotros nadie nos regaló nada. Este equipo se ganó el respeto de todos y merece alcanzar lo máximo. Por estas cosas que tenemos, estamos convencidos de que no se nos va a escapar.

-¿Cuánto creciste como jugador desde que te fuiste de Belgrano a hoy?

-Muchísimo. Siento que he mejorado en varios aspectos. Sobre todo, en la confianza. Me animo mucho más a jugar, a tener otras ideas, a moverme más lejos de mi arco, a los mano a mano… Son cosas que fui sumando. Pero trato de no ponerme un techo para poder seguir creciendo.

-¿Hay alguna promesa en marcha en caso de cumplir con el gran objetivo?

-Ya le avisé a mi mujer que si cumplimos el sueño con Racing, nos vamos caminando por tercera vez desde Córdoba hasta el santuario de Lourdes, en Alta Gracia. Soy muy devoto de esa virgen. Ah, y se sumó Ezequiel (Videla). Ojalá vayamos los dos caminando en esos 40 kilómetros de distancia que hay. Las veces que fui anteriormente tardé seis horas.

-¿Y las otras dos peregrinaciones a qué promesas respondieron?

-Primero fue por el ascenso con Belgrano. “Negro, si suben nos vamos caminando”, me propuso mi mujer en su momento. Nosotros íbamos últimos… “Bueno, dale, nos vamos”, le respondí. La cuestión es que empezamos a ganar, ganar y ganar, hasta que terminamos ascendiendo con aquel triunfo ante River. Después, cuando me curé de una pubialgia que me había dejado casi seis meses sin jugar, volví a visitar a la virgen.

Su llegada a Racing había generado algunas dudas. Muchos se preguntaban cómo respondería con una camiseta de club grande. A partir de actuaciones convincentes, Lucho se convirtió en un titular indiscutido, en un pilar del fondo, en un jugador que aportó orden. Es el único de todos los futbolistas del plantel en haber disputado los 20 partidos de Racing del semestre, entre torneo local y Copa Argentina. Tan bien le fue que el Hannover 96 de Alemania paró sus antenas mirándolo y hasta hizo una oferta de 3.000.000 de euros que fue rechazada por los dirigentes. Hoy el cordobés de simpatía y amabilidad naturales no piensa en otra cosa que no sea en la gloria. “Todavía no hemos ganado nada, pero estoy ante lo que será el partido más importante de mi carrera”, admite Luciano. Ahí está, ahí lo ven, con la sonrisa gigante. Con el convencimiento a pleno.

Es un jugador clave este ciclo (Gabriel Loeschbor – Campeón con Racing en 2001)

A Lucho lo conocí en mi última etapa como jugador, en la temporada 2010-11, en Belgrano. El se estaba afirmando en la Primera y ya mostraba las condiciones que ahora lo han convertido en una pieza clave en un equipo que está a un partido de consagrarse campeón. No tengo dudas de que la fortaleza defensiva del equipo explica buena parte de esta campaña, y en ese aspecto lo de Lollo resultó de enorme valor. Tiene fortaleza física, cubre bien los espacios, gana de arriba en las dos áreas y cuenta con un manejo más que respetable. Se adaptó a compañeros diferentes, ya que comenzó en dupla con Sánchez y terminó consolidando una pareja sólida con un chico como Cabral. Lucho siempre fue un chico respetuoso, con muchas ganas de escuchar a gente de experiencia para aprender. Me da mucha alegría que Racing esté en condiciones de cortar una racha sin campeonatos y que un defensor central de origen cordobés, como yo, logré reconocimiento en el equipo y afecto de los hinchas. Yo lo viví y me dejó marcado para siempre. Lo disfruto, también, porque Racing supo salir de una situación complicada, como se dio con la derrota en el clásico con Independiente y la rápida eliminación en la Copa Argentina. Eso mostró el carácter y la fortaleza del grupo. Lollo, no tengo dudas, habrá aportado lo suyo. Y con el tiempo lo hará aún más, con voz de mando, presencia y juego. La confianza que ahora muestra es una gran virtud, porque contagia seguridad al resto.

Fuente: Olé

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