Racing Club El Primer Grande

«Milito no se tiene que ir nunca»

El presidente Blanco ya lo decidió: el mismo día que Milito deje el fútbol, le ofrecerá ser el manager de la Academia.

El deseo de Racing es que siga. (Foto Olé)

El papel se mantiene ahí, expectante, en el despacho presidencial. En blanco, como siempre, esperando simplemente por una firma que no entienda de números ni de negociaciones. Apenas un gancho, un pequeño acto que baje a tierra un compromiso que hace rato está pactado tácitamente. Diego Milito siempre supo, y más que nunca luego de coronarse el año pasado, que las puertas de su Racing las tendrá abiertas hacia la eternidad. Forjador de una nueva identidad. Profeta. Líder de una peregrinación académica hacia la tierra prometida. Idolo. Simplemente ídolo. Y para siempre. En Avellaneda, en la vereda blanca y celeste, nunca más lo dejarán ir. No más Champions League. Tampoco Inter ni algún amorío español que intente otra luna de miel.

Víctor Blanco, presidente de Racing, ya tiene decidido ofrecerle al delantero el rol de manager apenas decida colgar los botines. A fin de año, en junio de 2016 o en vísperas de un nuevo 2017. El día después de que Milito diga no va más, tendrá en su mesa un nuevo contrato para encargarse de manejar el fútbol profesional del equipo de sus amores. “Milito no se tiene que ir nunca”, dijo el mandamás de Racing, reconociendo a su vez las intenciones de trabajar junto a Diego apenas se convierta en un ex jugador. Claro que esta decisión no apura ni condiciona la continuidad del capitán en el equipo de Diego Cocca. Tanto el cuerpo técnico como los dirigentes saben que el jugador franquicia de Racing aún no tiene decidido qué hacer una vez que su vínculo finalice en diciembre.

Varios son los puntos condicionantes en el futuro del número 22. Y todos son factores que pueden alterarse de semana a semana, día a día en realidad. El primero y principal, sin dudas, será saber cómo se siente el propio Milito. A sus 36 años, el físico se va desgastando y su rodilla izquierda, la que más lo hace padecer, no lo deja tranquilo. Sólo él, claro, sabe cuánto le duele y cuánto lo deja trabajar en plenitud.

Ante este panorama, la palabra que toma más fuerza es ganas. Y las ganas vienen de la mano de la motivación. Para esto, entonces, será clave el futuro inmediato de Racing deportivamente hablando. Si la Academia se vuelve a clasificar a una copa internacional -por ahora está encaminado- es muy probable que el Príncipe, apoyado por todo su entorno, decida continuar y tomarse revancha de la Libertadores. A pesar de que nunca lo dijo ni lo dirá públicamente, Diego se quedó con la espina clavada por la eliminación a manos de Guaraní. Ganador de los máximos trofeos europeos, su último sueño era levantar el título continental y cerrar un regreso que ya es de ensueño. Junto a Sebastián Saja, su incondicional ladero en este plantel, vería con buenos ojos ir por una última aventura americana y luego sí confirmar el adiós. Para ello, el equipo no deberá perderles pisada a los punteros o ganar la Copa Argentina, un objetivo que pasó a ser prioritario tras las últimas dos caídas como visitante.

“Veremos qué pasa a fin de año. Si está la posibilidad de seguir, bienvenida sea. Por ahora disfruto el día a día como jugador. Más adelante se verá si voy a ser entrenador o no. Uno nunca sabe y es difícil imaginar el futuro. Esto es muy cambiante”, atinó a decir Milito la última vez que se refirió al futuro.

Identificado de pies a cabeza con Racing, muchos son los que sueñan e imaginan ver algún día al Príncipe sentado en el sillón presidencial. Pero, tiempo al tiempo, hoy el crack sigue pensando en cómo gambetear rivales y apenas mira de reojo la chance de ser manager. Mientras su vida pasa y el amor de la gente se afianza partido a partido, su legado va tomando forma en el predio Tita Mattiussi. Su hijo Leandro, de apenas ocho años, ya juega de delantero en las Preinfantiles y hace dos semanas hizo su primer gol con la celeste y blanca, en un 3-0 ante Defensa y Justicia.

Apellido ilustre en el club, nadie quiere verlo cerrar la puerta del Cilindro. Tomá la llave, Diego…

Fuente: Olé.

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