Laterales centenarios

El domingo, los jugadores Iván Pillud y Leandro Grimi fueron reconocidos por cumplir 200 y 100 partidos respectivamente con la camiseta albiceleste. Enterate un poco de su historia en el club y algunas perlitas de dos “históricos” que le ponen el pecho a todo.

Ninguno de los dos surgieron de las inferiores de Racing, no podrán contar sus historias en el Tita, pero han aprendido a querer estos colores de una manera especial. Y los defienden a muerte. Se han convertido en los únicos sobrevivientes del equipo campeón del 2014. Iván Pillud llegó a los 200 partidos en la Academia  y Leandro Grimi cumplió también la módica suma de 100.

Y fueron homenajeados por el presidente antes de jugar con San Martín de San Juan.

Ambos tienen historias similares en el club. Han jugado en dos etapas en Racing, juegan en la defensa (aunque cada uno en una punta), han salido campeón en Racing, jugaron en Europa, los dos son de Santa Fe, ambos tienen muy buen humor aunque Pillud lo supera en risa constante y contagiosa.

Pero detrás de cada uno de ellos hay un montón de historia que contar. Aquí se buscará abrir un poco el archivo y recorrer la vida de estos ídolos que se identificaron con los colores celeste y blanco.

IVAN EL TERRIBLE

El jugador de la sonrisa contagiosa fue un verdadero remador. Ya desde su Capitán Bermúdez natal vivía probándose en clubes.  Luego de intentar (y no quedar) en varios clubes cayó en San Lorenzo de Almagro, en las inferiores. Ahí dormía en una pensión muy chiquita con muchos otros chicos persiguiendo el sueño de ser profesional. Cuando las oportunidades se acabaron y, encima, extrañaba mucho a los suyos, Iván armó el bolso y buscó refugio en el equipo de Renato Cesarini. Un club de Santa Fe que lo ha marcado en su vida.

De ahí tuvo la chance de probarse en Tiro Federal, a principios de 2007 y quedó. Jugó un gran nacional y pasó a su Newell´s querido.

El asombro de estar en el club que quería estar, Pillud duró poco porque al año siguiente se fue a préstamo al Español de Barcelona.

Tampoco funcionó. No  pudo afianzarse en la titularidad y los españoles no hicieron uso de la opción.

Ahí aparece Miguel Ángel Russo quien lo trae para Avellaneda. Y ahí la cosa no iba a arrancar de la mejor manera. A los pocos días de llegar a Racing se rompe el quinto metatarsiano del pie derecho. Varios meses out. A remarla de vuelta.

En enero de 2011 declara:   “Acá uno viene a luchar, a pelear día a día y nadie tiene la titularidad asegurada. No sé en qué puesto me pondrá Miguel, pero quiero estar preparado para lo que necesite el equipo”. Claramente el lateral quería jugar. Y así lo hizo. Se afianzó en un gran equipo que, por desgracia, no pudo conseguir grandes resultados.

Y ahí entró para no salir más… hasta el 2013.

Los últimos 4 partidos de ése año, Racing los perdió todos. Y el lateral por derecha tuvo el peor rendimiento en el club. Los hinchas no sabían qué le pasaba y él tampoco: “Me sentía cansado, desconcentrado, y eso me preocupaba, porque nunca me había pasado en los partidos: llegar tarde a una pelota, descuidar la marca. En mi anteúltimo partido perdimos 3-1 contra Tigre y llegué tan mal a una jugada que levanté el pie y casi le pateo la cabeza a un rival, y yo no soy de hacer esas cosas. Después de ese partido, me llamó mi mamá y me dijo: ‘Hijo, ¿qué te pasa? No sos el Iván que vemos los fines de semana’. El último partido fue cinco días después, contra Arsenal, perdimos 2-0 sin público. En todo el partido fui un desastre. Pero un desastre en serio, eh. Justo me tocó el antidoping. Oriné oscuro, y el médico me dijo que no era normal; y tenía chuchos de frío, así que al otro día me mandaron a hacerme estudios. Tenía Hepatitis B y había jugado un mes con ésa enfermedad. Lo alejó de las canchas un tiempo importante y luego surgió el préstamo al Hellas Verona de Italia. Partió al viejo continente pasando desapercibido por la gente que hacía rato no lo veía.  Directo a remarla.

Cuando finalizó el préstamo debía volver a Racing, a principios del 2014. Iván quería regresar a trabajar en el equipo italiano pero hubo alguien que lo freno: Diego Alberto Milito.  “Me pidió que me quedara porque se estaba armando un buen plantel. Gracias a Dios me quedé, porque si después de tantos años en el club, eran campeones sin mí, ¡me mataba!” cuenta hoy matándose de risa.

Es que Iván es así. Siempre feliz. De aquel entonces sigue en el primer equipo. Alegra el vestuario como nadie. Es su forma de vivir. Y sabe que es querido y criticado casi en la misma escala. Pero el siempre, absolutamente siempre le pone el pecho y con una sonrisa lo saca adelante. Es muy profesional.

Esa dedicación lo llevó a jugar en la selección 5 partidos, dos en la era Sabella y 3 con Batista sentado en el banco. Vistió la albiceleste en “el clásico de las américas” donde marcó a un tal Ronaldinho.

El 4 es un remador que desde chico, cuando trabajaba en una panadería sabía que quería ser jugador profesional. Hoy lo logró y la gente se lo reconoce. Está a 39 partidos de alcanzar al 10mo jugador con más presencias con la camiseta del club (alcanzando a Julio Olarticoechea).

Pillud es así. Un jugador que siempre, pero siempre la remó. Encima no le gusta tirarse al piso para barrer ni pegar patadas: “No soy así, no me sale. Cuando he ido al piso, fui mal. Juego con otras cosas: velocidad, anticipación, manejar los tiempos. Pero no me gusta pegar”.

Pillud siempre sonriente.

Pasan los entrenadores y siempre el sector derecha de la defensa lleva su nombre: Algo habrá hecho para jugar y recibir el reconocimiento el domingo.

LEANDRO, MUSICO Y LATERAL POR IZQUIERDA

Grimi había llegado a Huracán a los 14 años luego de jugar en su pueblo: San Lorenzo. Se quedó en la pensión hasta poder llegar a la Primera. Corría el 2004, más precisamente el 16 de agosto, cuando Omar Labruna (DT del Globo) lo hizo debutar en primera y de ahí en más no se detuvo su crecimiento.

Este jugador se caracteriza por su buen despliegue dentro del campo de juego, su solidaridad con sus compañeros y con los desconocidos. Tiene una devoción por ayudar o dar una mano siempre que se lo necesita. A través de sus cuentas de redes sociales, se involucra en todo tipo de acciones con un solo fin: Ayudar. Y eso es muy valorado.

En el 2006 llega a Racing a cambio de u$s 500.000. Y en la puja por este traspaso estaba nada más ni nada menos que el vecino de Avellaneda. “Contra la opinión de mucha gente que me rodeaba, vine a Racing; y hoy puedo decir que fue una decisión acertada”. Debuta con la de la Academia frente a River dejando una muy buena imagen.

Pero el 3 no se daba cuenta que sus actuaciones iban a repercutir en el viejo continente. Un año más tarde, y con sólo 14 partidos jugados en la Acadé es comprado por el Milan. Sí, el club gigante de Italia deposita los ojos en él para ser el sucesor de Paolo Maldini. Una mochila que de tanto pesar hizo que jugara realmente poco en el “Rossonero”. Estuvo 5 años más por Europa (Portugal, Bélgica y otro equipo de Italia) hasta que volvió a la Argentina. Pero no a Racing. Lo hizo en Godoy Cruz durante dos años teniendo muy buenos números estadísticos.

Ese presente lo unió al de Iván Pillud ya que regresaron para la misma época. Inicio del 2014, año que Racing culminaría con el campeonato.

Desde el título que no salió más, que es titular indiscutido y, como frutilla del postre, es el sub capitán de Racing, atrás de Lisandro López. “Hoy sin ningún tipo de dudas fue uno de los días más felices de mi vida. Gracias a todos los que hicieron posible que este día haya sido como fue! Siempre intentaremos ENTRE TODOS hacer aún más grande este hermoso club! GRACIAS” dijo cuando debutó como capitán en el partido de vuelta frente a Independiente de Medellín por Copa sudamericana.

Este defensor es muy inteligente para jugar. Y muy inteligente para todo lo demás. Le encanta leer, es un apasionado de la Historia. Lee, se interioriza, fomenta la lectura. La historia que más le gusta es la de la Segunda Guerra Mundial. Al llegar a Italia se terminó de convencer que debía leer más la historia Argentina. “Empezar a leer sobre San Martín fue lo que me llamó la atención, es una persona que tenía muy claro lo que quería, muy convincente con sus tropas,

Estudiaba mucho cada paso que iba a dar”. De más está aclarar que a la hora de elegir un tatuaje para su brazo izquierdo no dudó: “Me tatué la batalla de San Lorenzo por lo que significa para mí y por lo que significó para la historia”.

También es crack con las manos. ¿Es arquero? Nada que ver. Desde muy chico toca el piano y él lo explica: “De chiquito teníamos un órgano que nos había regalado mi papá y era más un juguete que un instrumento. Apenas me fui a jugar a Portugal, estaba yendo a comprarme un reloj y en el shopping había un señor tocando un piano. Entré y me compré uno. Ahora está en la casa de mis suegros en Covilhã (Portugal). Después me compré uno acá”. Y toca muy bien. Es que tiene un amigo muy cercano, Santiago Aysine, que es el cantante de la banda “Salta la Banca”. De ahí es que despunta el vicio de la música. Además, a Leo le encanta Callejeros, El Bordo y todo lo que sea Rock Nacional.

Lea es un admirador de Marcelo Bielsa. Al cual le hizo propia una frase suya: “No quiero que me quieran por lo que gané. Quiero que me quieran para seguir ganando”.

Y eso lo pinta de cuerpo entero.

A nivel solidaridad, el su capitán de Racing es capaz de todo: Reparte juguetes en un hospital, visita enfermos, se saca fotos con todos los que le piden, realiza campañas, habla a favor de causas y demás.

El último gran gesto fue llevar a un chico No vidente (Leandro Batallanes) de Catamarca, al hotel con los jugadores y después al verde césped del Presidente Perón.

Es muy gentil y servicial. Siempre para para sacarse fotos, saludar a los hinchas. Un verdadero crack.

Un lateral con mucha ida y vuelta, como en la vida. Entre la literatura, la pelota y la música, navega Leandro.

Por: Federico Dotti

Racing Club – El Primer Grande
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