La vida ante Libertad

Racing jugó un pésimo partido ante Atlético de Tucumán, y llega al partido de vuelta ante los paraguayos con el ánimo por el piso y carente de fútbol.

A los 20 minutos, ya estábamos perdiendo 3 (si, tres) a 0 ante los tucumanos, en donde el equipo no daba respuestas y hasta nos hicimos un gol en contra. Todavía restaban 70 minutos de pesadilla.
Racing estaba dormido y seguía con la cabeza en Paraguay, donde también estuvo dormido. No había reacción, alguna que otra corrida de Ibargüen, que terminaban en nada o en un centro a donde no había nadie.

Pero gracias a Dios, que tenemos a Lautaro. Ojalá todos tuvieran el amor propio que tiene ese muchacho, que peleaba todas con los defensores y pudo volver al gol. Desde la partida de Bou y Acuña, nos hemos vuelto Lautaro-dependientes, cuando en realidad deberíamos ser un equipo y que todos colaboren. Quiero rescatar eso, el amor propio de Lautaro, la insistencia de Ibargüen, y no hubo mucho más el sábado.

Eso nos falta: amor propio. Si los once tuvieran amor propio, le ganaríamos hasta al Real Madrid de Zizou. Porque son jugadores muy capaces y por algo llegaron a un club tan grande como Racing. Dios quiera que el Miércoles salgan a comerse crudos a los paraguayos, y nos encontremos en semifinal con los vecinos.

Y como declaró Lautaro: “hay que jugar con el cuchillo entre los dientes”, como solía hacerlo un tal Adrián Bastía, que algo sabía de tener amor propio… vamos academia querida.

Por Juan Wahnish

Racing Club – El Primer Grande

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