Racing Club El Primer Grande

La mejor versión de un top

Lisandro López excede el perfil de un goleador tradicional porque volvió del exterior como un futbolista que entiende todos los aspectos del juego.

Licha está en un gran nivel.
Licha está en un gran nivel.

A Racing no le sobra presencia en su defensa. Tampoco deslumbra en elaboración. Es un equipo de delanteros. Gustavo Bou, aun irregular, está siempre al acecho. Y Lisandro López directamente integra el grupo selecto de diez, quizá cinco jugadores de máxima jerarquía del fútbol argentino.

En sus inicios en primera jugó más para otro atacante. Llegó a compartir delantera con Diego Milito y Maximiliano Estévez, con lo que el más pibe era el de mayor desgaste por afuera. Luego, cuando quedó como 9 con Mariano González y la Gata Fernández llegando desde atrás, fue goleador del torneo. Más curtido, en esta segunda etapa en Racing, tuvo que cumplir un par de partidos en una función que nunca fue la suya: volante por afuera. Nuevamente quedaba relegado por otros delanteros: Sava no quería dejarlo en el banco aunque seguía confiando principalmente en la dupla Milito-Bou. Es decir, nunca generó problemas por tener que adaptarse; pero para sus equipos resultó un desperdicio no adaptarse a él.

Otros jugadores serían resistidos por sus compañeros si exteriorizaran el fastidio por el rendimiento ajeno como lo hace Lisandro. Evidentemente el plantel de Racing, además de reconocerle la chapa, sabe que él es así, que le brotan esas reacciones y que le nacen de su espíritu competitivo. Puede ser un gesto revoleando los brazos o también, incluso más frío, una declaración muy dura en los micrófonos. Lo importante, además, es que exige desde la autoexigencia.

El liderazgo de Milito abarcaba todos los temas institucionales. El de López es otro, sólo futbolero. Diferentes personalidades y metas: difícilmente se pueda imaginar a Milito lejos del fútbol; difícilmente veamos a Lisandro, una vez retirado, relacionado al fútbol.

En estos últimos años de carrera se transformó en un delantero completo. Cubre muy bien de espaldas. Baja a tres cuartos y limpia hacia un costado. Encuentra los lugares libres para entrar en juego. Sale para los dos perfiles. Y sabe cuándo hacer cada cosa. Fue mejorando la pegada y lo que le falta demostrar en este ciclo es su cabezazo (así convirtió el que considera mejor gol de su carrera, a River antes de ser transferido).

Lisandro López se hizo goleador después de debutar en Primera. Así lo vendieron. Volvió un jugador total que, encima, no se despega del gol.

Fuente: Olé

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