Racing Club El Primer Grande

Con Racing hasta el fin del mundo

Facundo Holovatuck vivió en la Antártida durante más de un año y a pesar de eso mantuvo su locura por Racing antes que nada.

Facundo viviendo sus pasiones, la aventura llevando a Racing siempre a todos lados.

En este Rincón del Hincha se pueden encontrar historias inimaginables. Encontrar fanáticos en lugares inhóspitos. Vivir la pasión más allá de las trabas que puedan surgir. Facundo Holovatuck de 28 años estuvo viviendo en la Base Antártica Belgrano II, que es la base más austral de Argentina y la tercera del mundo. Un poco de investigación, un poco de aventura es lo que buscó este técnico electrónico que llevó la celeste y blanca a un lugar conocido por pocos.

¿Cómo es un día en la Antártida para un hincha de Racing?
– Que pregunta…. Ser de Racing es especial, en cualquier parte que uno esté. En mi caso particular, apenas me enteré que iba a estar en la Antártida; comencé a pensar que podría hacer de diferente. Para que se den una idea, en la Base había la misma cantidad de banderas de Racing, o sea las tres que llevé yo, que de Argentina. Fue así que mientras iba mentalizándome para pasar más de un año en esas gélidas tierras, ya iba pensando en que cosa diferente podría llevar. Fue así que nació la bandera que más representaba lo que es Racing para nosotros, la bandera que reza «EN EL ESTE Y EL OESTE, EN EL NORTE Y EN EL SUR». Tuve 4 meses de noche polar sin ver el sol, de los cuales dos meses son de total y completa oscuridad; en ese tiempo fue que aproveché para pintar la bandera que después me acompaño por otros lugares también.

Facundo con una bandera que recorrió el mundo.

Facundo con una bandera que recorrió el mundo.

¿Cómo es seguir a Racing a la distancia?
– Seguir a Racing a la distancia es complicado, el ancho de banda de internet de 384K no permite siquiera imaginar de ver el partido online, y como escuchando los partidos por la radio sufro como loco, prefería ocupar ese tiempo en otra cosa y distraerme, para llegar a la hora de finalización del partido y enterarme el resultado ya concreto. El día de un clásico teníamos un temporal de más de 200 km/h de vientos y ráfagas huracanadas, por precaución se apagan todos los sistemas de comunicación para preservar los equipos. Justo ese día yo estaba allá, comiéndome los codos, caminando ida y vuelta una y otra vez la misma habitación de 4 x 2 que ya conocía de memoria hasta el centímetro. Ese día sin ninguna comunicación me dedique a leer. Mientras intentaba prestar atención a la lectura, una voz en la cabeza me decia cada tanto: «a esta altura termina el primer tiempo», «faltan 5 minutos para el final», «a esta altura ya habrá terminado». Y cuando llegó la hora de finalización ya caminaba por las paredes. No se cuál era la razón pero tenía una incontrolable necesidad de saber como había terminado el partido. No me importaba el resultado porque si hay algo que sabemos bien los académicos es que los resultados no modifican la pasión que uno siente. Pero las ganas de saber que había pasado eran tremendas. Tal fue así que no aguanté más, conecté los equipos de la antena satelital de telefonía y, en medio del temporal, rezando que nada se dañara, marque el número de mi viejo para escuchar su voz decir: «perdimos 1 a 0, jugamos mal. Nos ganaron pero no tienen nada estos muertos».

¿Cada cuánto recibías información de Racing? ¿A través de que medios?
-La información de Racing la recibía mayormente por internet aunque uno, al no estar en el día a día, comienza a perder el feedback que siempre tiene con otro hincha de Racing. Por eso, la mejor información la tenía cuando chateaba con mis amigos o cuando hablaba por teléfono con el viejo.

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¿Tenías algunos rituales de hincha cuando estabas acá en Buenos Aires?
-El ritual mas loco que tuve fue una vez que no se por qué arranque el campeonato yendo a la platea E, a pesar que soy de ir a la popular siempre, y Racing ganó. A la fecha siguiente ni se me cruzó por la cabeza romper la cábala de ir a la platea E entrando por la puerta 13, el molinete de la izquierda y las butaca 51, al costado de la puerta 7. En el campeonato de 2005 nos dirigía (Guillermo) Rivarola y creo que fue el ritual que más dinero me costo porque llegamos hasta el final con chances de campeonar.

¿Hiciste rituales nuevos estando allá?
– No, la Antártida no sumo nuevos rituales a la lista.

-¿Tenés alguna anécdota del fanatismo a la distancia?
En Marzo de 2010, cuando un avión C-130 Argentino, más conocido como Hércules, sobrevoló la base lanzándonos material científico para continuar con los trabajos hasta el final de ese año, junto con algunos víveres y repuestos. En esa carga viajaba la camiseta suplente 2010 de Racing, era la camiseta de Olympikus. Así que se lanzaron los paracaidas, tocaron el hielo, se recuperaron las cargas y se transportaron hacia la base. Así que ahí estábamos, la camiseta nueva de Racing en un cajón de madera y yo, del otro lado, como un nene que ve un juguete detrás de una vidriera. Imaginate lo que aguante, no habrá pasado mas de media hora de meditación cuando ya tenía la camiseta puesta.

¡Racing en Rusia!

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En París y Berlín también se colgó el "trapo" viajero celeste y blanco.

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Londres y los fríos mares del sur, recibieron el calor Académico.

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