Racing Club El Primer Grande

Está metido en un baile

Racing pasó de la fiesta contra Independiente al paseo que le dio Boca. Más allá de las diferencias de rivales, gravitan la indefinición de juego y un plantel desparejo.

Racing fue puro desconcierto en la Bombonera y le hizo más fácil la tarea a su rival. (Foto: Olé)
Racing fue puro desconcierto en la Bombonera y le hizo más fácil la tarea a su rival. (Foto: Olé)

Racing pasó de la fiesta contra Independiente al paseo que le dio Boca. Más allá de las diferencias de rivales, gravitan la indefinición de juego y un plantel desparejo.

Racing tiene varios problemas que afectan su desempeño futbolístico, en el cual la irregularidad es apenas un detalle, un síntoma que revela males mayores. El tránsito de un clásico con goleada a favor más fiesta y cotillón a otro como víctima de un paseo se puede explicar por diversas razones que se pueden resumir en una, singular: Ricardo Zielinski dispone de un plantel sin balance, con sobreabundancia en zonas determinadas y déficit en otras, poco recambio y bajas notorias respecto del campeón 2014.
Boca lo dejó en llagas por las diferencias entre las nóminas (Guillermo Barros Schelotto, en su opulencia, tiene en el banco al doble cinco de la selección colombiana) y, también, por el estigma del Ruso, que detesta la calificación de “defensivo”.

“Jugamos golpe por golpe y nos fue mal, perdimos los duelos individuales”, analizó el DT con el hecho consumado y el pecado de la imprevisión cometido. Pero fue peor, porque Zielinski intuía que el derby de Avellaneda era distinto no ya por la localía y la carga emocional, sino por un hecho más notorio: Racing no está para el palo a palo con Boca, superior en calidad a los otros 29 del torneo. El 3-0 de la semana anterior embriagó y confundió porque la oposición de Independiente es menor y, sobre todo, porque la jerarquía que en Boca se derrama en Racing se cuenta, apenas, con goteo. Licha López y Acuña, por constancia en rendimientos óptimos, son los que sostienen una ambición de figuración que no se compadece con el resto de los recursos.

Porque Racing, a pesar de que su dirigencia crea haber armado un conjunto de elite, anda con remiendos en partes sensibles que conspiran contra la regularidad. Zielinski llegó con la mesa servida a gusto de Facundo Sava, con lo cual es probable que su elección de refuerzos resultase diferente. Según se puede establecer a partir de sus formaciones más reconocibles (ascenso con Belgrano y su consolidación en Primera), difícilmente el Ruso no hubiese cubierto el hueco de Luciano Lollo y el de un volante central de corte, generado por los problemas físicos que demoran la recuperación de Ezequiel Videla. Es más: un volante de ese perfil le habría permitido disponer de otros esquemas que sacaran a Oscar Romero de las bandas para meterlo detrás de los puntas.

Con dos torneos en 2017, esto no quedará así porque habrá cambios de protagonistas…

Fuente: Olé

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