Racing Club El Primer Grande

El último Príncipe de Avellaneda

De a poco concluye la obra maestra que hizo feliz a miles de fanáticos por la redonda, que hizo latir el corazón de miles de locos académicos.

Diego Milito juega su último partido en el Cilindro contra Temperley.

Compartimos esta nota de opinión de Nehuén Rovediello para El Primer Grande. Muchas Gracias!

“El Príncipe” comienza a dar sus últimas pisadas en el verde césped.

Los últimos pasos serán transitados -nada más y nada menos- que en el club de sus amores. En la institución que lo forjó como profesional y como persona, lugar donde él creció y logró el sentido de pertenencia que hoy le transmite a todos los pibes que buscan seguir sus pasos.

Seguramente, a los cientos de miles de “enfermos” que colmen el estadio Juan Domingo Perón se les va a piantar un lagrimón. Bah, ¿qué digo lagrimón?, van a romper en llanto. Pero, créanme, ese llanto va a venir acompañado por una sonrisa y un aplauso interminable.
La mayoría de las despedidas que me tocó vivir, fueron tristes. Ésta es diferente, ésta es única. Hay gente que se va cabizbaja y sin un motivo de homenaje, la de él es muy particular.

Él marcó un antes y un después en la vida de muchos. Quizás, en personas como yo -que no tuvieron la posibilidad de ver jugar a muchos de los ídolos del club-, signifique la salida del más grande de todos los tiempos en la historia de Racing. Los hinchas más jóvenes, estamos claramente identificados con el único rey blanco y celeste, Diego Alberto Milito. El último 22.
Sin lugar a dudas, Diego trascendió fronteras. Cada salida fue única. Estas cosas no suceden porqué sí. Detrás de toda trascendencia, existen méritos que justifican el andar de cada ser humano. Él justificó su andar con alegrías, títulos y por sobre todo, con mucho sentido de pertenencia. Volvió a colocar a nuestro amado Racing Club en donde debía estar, en lo más alto.

Él se colocó su capa, sacó su espada y batalló contra cada uno de los gigantes que se le cruzaron en el camino. Como en toda batalla, existe la posibilidad de perder. Pero, eso sí, la actitud no se negocia. Si hay algo de lo cual él no carece, es de actitud.

Sin más preámbulos, se va cerrando esta larga historia, la historia del último gran Príncipe de Avellaneda. El pueblo te aclama y lo hará toda la vida.

Simplemente gracias, Diego.

Fuente: Nehuén Rovediello @NehRov -> https://twitter.com/NehRov

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