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El Orgullo de la Madre

Gustavo Bou contó que cumplió el sueño de ser campeón y goleador con un club grande.

Bou le mandó su apoyo a Brian Fernández: "Hay que estar encima de él".

Feliz por haber dado la vuelta con la Academia, Gustavo Bou contó que cumplió el sueño de ser campeón y goleador con un club grande.

En un océano de sensaciones encontradas. Por ahí navega Gustavo Bou, goleador y figura, campeón ovacionado, pieza fundamental del ataque académico, después de haberse coronado con Racing. En una atmósfera de emociones contrapuestas. Por ahí marcha el hombre que llegó cuestionado a mediados de 2014 y que cerró el año escuchando a una multitud corear su apellido en el Cilindro. Radiante por el título, golpeado por no poder compartirlo con su mamá –que falleció cuando él tenía 15 años-, el delantero entrerriano conversó mano a mano con el sitio oficial y contó qué es eso de ser parte del mejor equipo de la Argentina.

-En poco tiempo, conseguiste lo que muchísimos jugadores no consiguieron nunca. ¿Te sentís un privilegiado?
-Sí, porque esto es algo soñado. Desde el momento en el que decidí volver a jugar, después de que murió mi mamá, siempre soñé con salir campeón del fútbol argentino y con ser goleador del equipo campeón. Y, además, hacerlo en un club grande. Por suerte, me tocaron las tres cosas juntas acá en Racing.

-¿Qué es lo primero en lo que pensaste cuando terminó el partido?
-Sentí mucha felicidad y me acordé de mi vieja. Nos saludamos con Centu (Centurión) y él se acordó de su papá y yo de mi mamá. Fue muy lindo y muy emocionante, aunque a la vez triste. La verdad es que me hubiera gustado que ella estuviera presente para poder abrazarla.

-¿Tu mamá te impulsó para que no dejaras de jugar, no?
-Sí, y ahora debe estar muy orgullosa de mí. Me da lástima que no pueda estar vivir lo que su hijo logró en este club tan grande. Pero, desde arriba, debe estar festejando con nosotros. El resto de mi familia también me apoya siempre y estuvo en la cancha acompañándome.

Datos de un hombre que llegó para quedarse. Nacido el 18 de febrero de 1990 en el barrio de Nebel, ubicado en la ciudad de Concordia, debutó en la Primera de River el 23 de mayo de 2008. En la Academia, lo hizo el 31 de agosto en el clásico ante Independiente. Jugó en el torneo 15 partidos -1239 minutos- y convirtió 10 goles. Las víctimas de su contundencia fueron Newell’s, Boca, Belgrano, Estudiantes, Vélez, Banfield y Quilmes.

-Ya estás en las páginas gloriosas del club. ¿Es algo que te imaginabas que iba a pasar en pocos meses?
-No, tan rápido no. Recién me di cuenta de todo cuando terminó el partido y vi a la gente emocionada, gritando como nunca después de tantos años sin ganar nada. Poder regalarles este campeonato a los hinchas es algo único. Y poder disfrutarlo con mis compañeros, también. Lograrlo dependía de nosotros y supimos sacarlo adelante.

-Te ovacionaron como nunca antes. ¿Sentís como una especie de revancha lo que te pasó con los hinchas?
-No, solamente les agradezco. Quizás, en su momento no confiaban en mis condiciones pero, con el paso de los partidos, les pude demostrar que estoy capacitado para jugar en Racing.

-Este equipo tuvo que superar varios obstáculos para festejar. ¿Cuál fue el más complicado?
-Se me viene a la cabeza el partido contra Quilmes. Tuvimos un penal en contra, que Seba (Saja) pudo atajar, y nos quedamos con un hombre menos a los 20 minutos del segundo tiempo. Tuve la suerte de patear el tiro libre a tres minutos del final y meterla. Pero fue realmente muy difícil ganar.

-¿Ese fue tu gol más importante?
-Sí, pero también lo fue el primero que hice acá en el club, contra Newell’s. Estaba muy ansioso porque se lo quería dedicar a mi señora y a mi hija, que estaba en camino. Me acuerdo de que la enganché justo de derecha y dejé sin reacción al arquero. A partir de ahí, me salieron bien las cosas.

Fuente: www.racingclub.com.ar

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