Racing Club El Primer Grande

Crónica de un final anunciado

La dura derrota ante Libertad dejó en evidencia lo que se venía viendo de Racing. Las ganas y el empuje de la gente no alcanzó. La Academia sigue sin poder mejorar su nivel de juego.

Racing no pudo avanzar a semifinales.
Racing no pudo avanzar a semifinales.

Muchos dirán, incluso darán dolorosos argumentos referidos a los que dejó la dolorosa eliminación de Racing de la Copa Sudamericana. Después de ese silbatazo final el dolor se manifestó de diferentes formas en el hincha académico. Ya sea con silbidos, insultos, lágrimas o hasta el famoso «que se vayan» bajó desde algunas partes del Cilindro.

Si hay algo que quedó en claro este último mercado de pases fue que se vendió muy bien pero se compraron jugadores que no han demostrado grandes cosas desde que llegaron.

Atrás quedó el 2014, y atrás quedó aquella larga foto donde los refuerzos racinguistas posaron para las cámaras como un Racing que venía con aires de cambio y gloria bajo el brazo y el mando de Cocca en este segundo semestre de 2017.

Con las ganas no alcanzó, la deuda con el juego es de hace un tiempo, recuerde lector aquella derrota ante Olimpo por Copa Argentina cuando se sembraron más dudas que certezas. La pregunta era si Racing podría dar batalla en los frentes que encaró.

 
Una vez que empezó a quedar relegado en el torneo local la esperanza se enfocó en la Sudamericana.

He aquí que invirtió una gran suma de dinero en jugadores que no pudieron mandar un centro como muchos esperan de jugador de primera división. Rendimientos como el de Soto y Solari dieron enojos por momentos.
Quedó más que evidente que la «garra» que pudiera poner «cacha» Ríos no es símbolo de todo lo que se necesita para estos partidos.

Que lo de Ibargüen quedó solamente en intentos.
Que Lisandro no puede hacer todo sólo, que se necesita un equipo con ideas, saber a qué se juega, tener un hilo conductor.
Que con las ganas de los chicos no funciona si no es acompañada por la experiencia que debieron aportar muchos. Y así podríamos enumerar cosas y cosas.
Que muchos se preguntaron dónde andarán Ojeda, Patiño, Torsiglieri, Saravia, Oroz, Noir, etcétera.

La derrota duele, pero más duele de la manera que se perdió, porque más allá de esa chance que Lautaro estrelló en el palo, o el gol el off side, Racing no salió a «comerse la cancha» como muchos esperábamos.
Fue tibio, sin ideas, desprolijo, y con la desesperación que ganaba terreno cuando pasaban los minutos.

Quizás esa falta de autocrítica haya sido un desencadenante. A la suerte hay que ayudarla y los méritos hechos fueron insuficientes.

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Ya estamos con el «diario del lunes», pero en una parte de nuestro ser racinguista sabíamos que esto era posible, que la deuda de juego está desde hace un tiempo y que los refuerzos que el entrenador seleccionó no han rendido como esperábamos en muchos casos.

Será cuestión de que se baraje y se dé de nuevo. Lo que nos puede servir de consuelo es ganar la mayoría de los partidos que quedan, incluido al clásico rival, y que sea una anestesia de cara a pensar en el 2018.

Las pálidas imágenes que el equipo ha dejado en muchos partidos ha sido una constante, eso sumado a la falta de generación de juego y de goles que La Academia ha marcado. Pero bueno querido hincha de Racing, los errores sirven para cambiar, para dar esos volantazos que puedan enderezar el rumbo o podemos seguir en la mediocridad y empeorar aún más. No cabe duda que hay que cambiar el chip y que muchos deberán replantearse qué será de su futuro dentro del club.

 
Por Facundo Sandoval 

 
Racing Club – El Primer Grande
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