Racing Club El Primer Grande

A 20 años de ser felices para siempre

Se cumplen dos décadas del título que terminó con una sequía interminable. En medio de un país en llamas, Racing igualaba con Vélez 1 a 1 y terminaba consiguiente el Apertura 2001.

Hace 20 años Racing hacía historia y la cambiaba para siempre.

Corrían los 52 minutos del partido. El tiro libre a favor de Racing tenía dos protagonistas cerca del balón. El Chanchi Estévez pasó por arriba de la pelota y la zurda mágica de Bedoya impactó el balón con destino de área chica.

Mientras el balón giraba en el cielo ante la atenta mirada de todos los defensores de Vélez, fue Loeschbor el que fue al encuentro de la pelota para intentar ponerle la cabeza.

Y llegó el impacto con destino de gol.

La explosión de los allí presentes fue tanta que se escuchó en todo el barrio de Liniers. Ese gol fue el que abrió el marcador y permitió visualizar el ansiado título 35 años después.

Se cumplen 20 años de esa tarde increíble, llena de gente y de anécdotas. La caravana de hinchas por la autopista, el empate del rival, una tarde que empezó lluviosa, pasó a  soleada y terminó nublada. Un campeón con un trofeo improvisado pero, lo mejor de todo, el festejo de los hinchas en medio de un país explotado.

Se cumplen 20 años del final de una era nefasta para el club pero para el hincha también. Pulverizar esos años sin títulos significó mucho para los hinchas de Racing de por aquel entonces.

Para varios, por no decir demasiados, era ver a Racing campeón por primera vez, era verlo primero en una tabla de posiciones por puntos y no por problemas. Ese título fue para muchos terminar con una agonía que creció en el colegio año tras año, era terminar con una discusión de “nunca viste campeón a tu equipo”.

Se cumplen 20 años de terminar para siempre que la gastada, con la presión de no saber qué decir ante tanta malaria. Por eso se recuerda tanto. Por eso ése Racing quedó en la memoria de casi todos los hinchas.

Porque no hay uno que no haya hecho los “cuernitos” cuando atacaba el rival, no existe alguno que nombrara la palabra “Campeón” en ese Apertura. Mostaza Merlo resignificó la palabra cábala para todos los fieles académicos que no podían creer lo que este equipo era capaz.

Ese equipo enseñó que se puede tener un arquero confiable y pelear el título ya que hacía años no había buenos arqueros y, si aparecía uno, el resto no lo podía acompañar.

Esa defensa fue cada vez más sólida con el avance de los partidos. Allí se pudo aprovechar la mejor versión de Claudio Úbeda en Racing. La mitad de la cancha era tan combativa que daba mucha confianza. Todos querían ser el “Polaco” Bastía porque los representaba. Corría y metía como nadie.

Arriba el Chanchi fue demoledor. Además de ser el goleador del equipo, hizo goles claves y estuvo intratable. Aunque estuviese Diego Milito en ese plantel, la delantera era Estévez-Maceratesi.

Esos jugadores le enseñaron a sus hinchas que no hay imposibles. Que se puede empatar un clásico de visitante, sobre el final, o dar vuelta un partido bajo una lluvia torrencial en la Plata. O golear a uno de los mejores San Lorenzo casi sin despeinarse. El equipo de Mostaza demostró que se le podía ganar a cualquiera aunque le anulen dos goles como pasó con Banfield. Hasta te enseñó a gritar un gol como nunca antes habías gritado como lo fue el de Bedoya a River.

20 años pasaron de ser felices para siempre. Porque esa es la mejor enseñanza que dejaron. Se podía salir campeón, con todo en contra. Hasta con un país prendido fuego ese equipo lo hizo.

Parafraseando a un técnico del fútbol argentino: Por 30 segundos imagínense si el cabezazo de Loeschbor no hubiese entrado. ¿Cómo estarías hoy?

Por suerte eso no pasó. Comamos perdices porque, realmente, fuimos muy felices.

Fede Dotti
Por Federico Dotti

Racing Club – El Primer Grande
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